El día de hoy vamos a hablar de uno de los conceptos más importantes que existen en el mundo de las inversiones -y la vida en general-. Comúnmente despreciado, motivo por el cual suele pasar desapercibido en multitud de ocasiones, en nuestro artículo de hoy vamos a emprender una cacería:
¿A quién estamos buscando?… ¡¡Al esquivo Cisne Negro!!
por Miguel A. Caloca, Fundador de Godín Financiero
Comencemos aclarando el hecho de que, la idea principal del Cisne Negro no nos corresponde, sino que la estamos retomando del filósofo matemático Nassim Taleb, quien a su vez los expuso por vez primera dentro de su libro del mismo nombre: El Cisne Negro: El Impacto de lo altamente improbable, con lo que si es de tu interés esta entrada, te recomiendo ampliamente darle una leída al mismo. Lo puedes adquirir aquí.
El Cisne Negro no es otra cosa que una forma de expresar el problema de la falsación inductiva, también conocido como el problema de la inducción popperiana (por Karl Popper). pero que fue abordado primeramente por el filósofo David Hume al expresar lo siguiente:
“…incluso después de observar que se da frecuentemente una conjunción constante de objetos, carecemos de razones para extraer inferencia alguna acerca de ningún objeto que trascienda aquellos de los que hemos tenido experiencia.”
Tratado de la Naturaleza Humana
Lo que podemos observar aquí, es que para Hume, la inducción -como mecanismo de creación/formación de conocimiento- sencillamente no tiene ninguna validez, en tanto que no puede inferirse lógicamente una proporción universal partiendo de enunciados singulares que a su vez estén basados en la observación (esto constituye el principio de no validez de la inducción).
O bien, dicho de otra manera… Las excepciones son importantes.
Vamos ahora con El Cisne Negro, que nombre tan curioso, ¿cierto? A continuación te explicamos el por qué:
Hagamos de cuenta que hemos vuelto bastante en el tiempo, digamos, hacia mediados del Siglo XVII (los años 1650´s), previo a la invención de la Internet (1969), el teléfono (1876), e inclusive la fotografía (1839). ¡Que tiempos tan tranquilos! Estos eran tiempos en los que uno podía pasar su vida, literalmente, encerrado en una burbuja de información.
Así, sigamos la historia del Sr. Wilson. Buen hombre, sin duda. Tanto que, durante toda su vida se ha visto maravillado por los cisnes, le encanta su pureza y el significado interno que ha atribuido a su gracia mientras flotan en el estanque tanto como durante su vuelo… ¡Que magnífica elegancia!
Nada podría manchar esta reputación del cisne que es blanco, puro y completamente elegante. No señor, está seguro… De hecho, un poco demasiado seguro, ¿la razón? En su “corta” vida de más de 60 años, el Sr. Wilson había contado más de 400 cisnes y todos ellos, claro está, ¡¡blancos!!
¿Cuáles -y esta es la palabra clave– serían las posibilidades? No se preocupen, que el Sr. Wilson se fue a descansar pensando que el Cisne Blanco era único y sinónimo de pureza, pues no fue hasta el año de 1697 que se descubrió al particular Cygnus atratus, que como podemos ver en esta imagen -que también utilizamos en nuestro libro de inversión Finanzas en Crisis-, es completamente negro.
De esta forma podemos observar dos asuntos respecto de la anterior afirmación del Sr. Wilson:
- 452 Cisnes Blancos no son suficientes para afirmar que todos los cisnes del mundo sean de ese color, y;
- Basta un solo Cisne Negro para invalidar por completo a los 452 Cisnes Blancos que le precedieron.
Hasta aquí, ya conocemos dos de los tres elementos que debe contemplar un Cisne Negro y son los siguientes:
- Su probabilidad de suceder debe ser mínima (y de hecho, es tan mínima que solemos pasarla por alto de forma intencional):
Para el caso del ejemplo tenemos una probabilidad de 1/452 que, en términos estadísticos, equivale a 0,002211238% - El impacto del suceso, una vez que ha sucedido, es sencillamente catastrófico:
Para el caso del ejemplo, su impacto ha sido del 100%. Pues la demostración de la existencia de un solo Cisne Negro demostró ser suficiente para tumbar la hipótesis de que “Todos los cisnes del mundo son blancos”.
Ahora, antes de mencionar el tercer y último elemento clave en la constitución de un Cisne Negro debemos dejar aquí un pequeño apunte: Ningún Cisne Negro es absoluto. Explico a continuación:
Aunque es cierto que la existencia de este Cisne Negro habría tomado por sorpresa al Sr. Wilson y a cualquier zoólogo europeo previo al término del siglo XVII… También es cierto que no lo era para algunos de los habitantes de Australia, región de procedencia de este particular ejemplar.
Pues bien, el último elemento lo constituye el sesgo de retrospectiva que no es otra cosa que el descaro (aunque le dicen capacidad) con que cuentan charlatanes y “expertos” para poder enmendar sus errores de forma extemporánea.
En este orden de ideas, el sesgo de retrospectiva es intentar avisar después sobre lo previsible que era lo que estaba a punto de suceder, a pesar de que en el momento que sucedió, casi nadie lo haya visto venir (recuerda el primer elemento de los Cisnes Negros)…
Ahora pues, a manera de resumen, podríamos afirmar que El Cisne Negro es:
- Una teoría planteada por el filósofo matemático Nassim Taleb
- Se trata de un acontecimiento extremadamente raro (de forma particular, no absoluta)
- Actualiza un gran impacto una vez que ha sucedido
- Se pretende explicarlo en retrospectiva
- Existen Cisnes Negros Positivos y Cisnes Negros Negativos
Si te está resultando interesante el tema, aquí te dejamos el enlace para que adquieras este libro que es un must (que no puede faltar) en tu biblioteca de inversionista, lo podrás adquirir aquí.
Y, si te interesa conocer otros libros que también debes considerar para tu biblioteca básica de inversionista, quizá quieras darte una vuelta por nuestra sección “Inversión” en las recomendaciones de lectura para los “Libros de Cabecera”, lo encontrarás acá.
Y bueno, en la siguiente entrada te hablaremos sobre la diferencia entre Cisnes Negros Positivos y Cisnes Negros Negativos, aunque te vamos dejando una imagen que posiblemente te resulte bastante útil:
¡Muchas gracias por leernos!, y nos vemos próximamente.
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