Tarjetas Departamentales: Cuida tu Economía

Una de las herramientas financieras más poderosas (cuando bien utilizadas) son las Tarjetas de Crédito, sin embargo, suele suceder que muy buena parte de los mexicanos no saben utilizarla.

El crédito puede ser un gran aliado o tu peor enemigo, ¡averigüemos más!

por Miguel A. Caloca, Fundador de Godín Financiero.

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Dentro de las tarjetas de crédito existen algunas clasificaciones, generalmente impuestas por las propias emisoras con fines de “identificar” el perfil de consumo y responsabilidad de sus clientes, así tenemos a las tarjetas platino, gold, Elite, Black, etc.

De entre estas divisiones ficticias, destinadas mayormente a un asunto de marketing que a un asunto realmente administrativo, encontramos una que sí nos conviene retomar; la división entre emisoras de TDC, específicamente las Tarjetas Departamentales.

¿Qué son las TDC Departamentales?

También conocidas como Tarjetas No Bancarias, este tipo de tarjeta es emitida por distintas entidades que sin ser un banco, han sido autorizadas para otorgar crédito a terceras personas. El nombre de estas entidades es, por lo general, Sociedad Financiera de Objeto Múltiple, Entidad No Regulada (SOFOM, E.N.R.).

La principal diferencia que existe entre una SOFOM E.N.R. y una E.R. (esta última es la emisora de tu TDC bancaria, puedes revisarlo al reverso) es que la primera no cuenta con vínculos patrimoniales directos hacia un banco, la segunda sí. Voilá!!

También conviene mencionar que estas tarjetas reciben su nombre coloquial en virtud de que suele ser una departamento de un comercio el encargado de venderla. Es decir, la vinculación hacia la misma puede encontrarse en el departamento de ropa, de licores o, ¿por qué no? en la siempre confiable farmacia.

Y bueno, no nos confundamos -retomaré este punto más adelante- que, como todo, se trata de una herramienta y existe un punto en el que puede llegar a ser funcional.

Sin embargo, no es un secreto, tristemente, que a los mexicanos en general, nada más no se nos da bien el uso de las TDC, que antes de ser una herramienta financiera para lograr nuestros objetivos, se convierten en una forma de instrumento de terror generalizado. En este sentido es común escuchar algunos pensamientos poco afortunados así como poco informados tales como:

  • Crédito, ¿para qué? Si no lo necesito…
  • Es que me molesta deberle al banco.
  • Te van a cobrar hasta un ojo de la cara si te retrasas, mejor págales el mínimo… ¡PÉSIMO CONSEJO!
  • Son un arma de doble filo (que sea una herramienta o no, ¡depende solo de ti!)
Antes de seguir un consejo, procura informarte también (escepticismo sano)

En fin, existe una profunda ignorancia, miedo y desconocimiento general de lo que implica o no contar con una TDC. Para esto solo tenemos que ver datos arrojados por la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) en 2018 que indicó que más de 7 de cada 10 mexicanos (en edad económicamente activa) cuentan con al menos una tarjeta de crédito, en contraste con el hecho de que en México, 47 por ciento de los adultos tienen abierta una cuenta con un banco. Hagamos cuentas:

Mientras que poco más del 70% de los mexicanos cuenta con una tarjeta de crédito, tenemos que solo el 47% del mismo grupo tiene una cuenta abierta en algún banco, siendo generosos, realicemos la diferencia: Tenemos que más del 23% (el restante) de los mexicanos deben mantener una tarjeta de crédito departamental.

Acorde a la misma Encuesta (ENIF 2018), tenemos que la tarjeta de crédito departamental o de tiendas de autoservicio es el producto de crédito formal más contratado en nuestro país, pues son 15.1 millones de adultos quienes tienen al menos una, que son 61% más que los que tienen contratado un crédito formal…

Como ponerse una piedra en el zapato…

Esto es algo grave, debido al hecho de que la tarjeta de crédito es, para muchas personas, la forma de comenzar con su historial crediticio. En este sentido una TDC departamental también contribuye a comenzar o destruir tu historial crediticio pero con algunos desperfectos extra. Un solo paso en falso podría costarte cientos de miles de pesos en el futuro, ¡no estoy mintiendo! (aquí te lo explico mejor)

Y de entre todos los tipos de créditos existentes, tenemos que las tarjetas departamentales son un depredador financiero de alto alcance. Y digo de alto alcance debido a que te encuentras mucho más expuesto a ellas que a las tarjetas bancarias regulares. Pensémoslo bien, ¿vale?

¿Cuándo pueden molestarnos con la contratación de una TDC bancaria? Solamente al ir al banco, o mediante nuestro teléfono, pero nada que el REUS y el REPEP no puedan evitar actuando en conjunto (ya hablaremos de ello, prometido). Pues bien, fuera de la opción anterior solo pueden hacerlo cuando vamos al banco. Sin embargo, las TDC Departamentales nos serán ofrecidas o veremos su publicidad, casi seguramente, en cada ocasión que visitemos una tienda de este tipo…

Y sabemos que, al menos en tiempos pre-pandemia, el común de las personas iba mucho más a las tiendas departamentales que al banco de su preferencia…

Ahora vamos con los métodos, ¿cómo puede atraerte un banco a la contratación de su TDC? Un año de anualidad gratis, ¡paso, gracias!; ¿llamadas incesantes por parte de ejecutivos que no se dejarán convencer de que no necesitas sus productos? (el poder de las comosiones, ¡ja!), quizá… Un juego de sartenes/ollas o cubiertos, podría funcionar… Pero, ¿qué hacen las tiendas departamentales para que, al menos 61% más de los mexicanos con TDC, tengan una tarjeta departamental antes que una TDC bancaria?

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Es sencillo… ¡¡OFERTAS!! De esas que nunca te harán falta al llegar a caja y tener que pagar. Imaginemos lo siguiente: Ya tienes tu ropa lista, te estás acercando a la caja, has sacado tu TDC bancaria para pagar, el costo total de tu compra será por, digamos… $1,500 pesos y entonces, la persona que te atiende dice las palabras mágicas: ¿No le interesaría un descuento del 20% y la posibilidad de aplazar su compra a 6 Meses Sin Intereses? Y se acabó, no necesita decir más, haz caído. Saldrás de la tienda con un pasivo (la ropa, especialmente la de marca. pierde su valor tras ser adquirida), una deuda (aunque tenga descuento, sigue siendo deuda) y un compromiso financiero a seis meses que pudiste haber pagado ahí mismo… Ya no eres tan inteligente, ¿cierto?

Las tarjetas departamentales operan siguiendo un sesgo conductual de ofertar un producto gratuito o un beneficio adicional que nos hace sentir apreciados/especiales o inteligentes. Que bonito es salir de la tienda sabiendo que ahorraste $300 pesos que no tenías contemplados, ¿verdad?

Eeeeeeeeeen fin… Recuerda que, desde nuestro proyecto Godín Financiero, siempre hemos sido enfáticos en el hecho de que lo pequeño construye lo grande y nunca al revés, dicho de otra forma: “Los centavos hacen pesos, que a su vez forman cientos de pesos, que serán -eventualmente- cientos de miles de pesos, ¡un paso a la vez!”

De esta manera, una TDC suele ser un factor definitivo dentro de la consideración que tendrá el banco (o cualquier otra institución financiera), al llegar el momento en el que solicites un crédito hipotecario por cuanto que es un asunto de revisión y ponderación de riesgos para la institución y su principal referencia es tu Buró de Crédito.

Ahora, aquí el problema esencial es que terminarás pagando en un sentido doble y con una agravante, cualquier desliz que tengas con este tipo de tarjeta:

  • Una mala nota en tu Buró de Crédito que, sin dudarlo, afectará tu calificación, lo que generará créditos más caros para ti.
  • El pago de mayores intereses frente a lo que pagarías en una institución bancaria.

Pero bueno, no todo es malo. Ya que te hemos advertido sobre estas tarjetas, a continuación te hablaremos de cómo sacarles provecho porque, seamos honestos… A eso has venido, a que sí.

Beneficios de las TDC Departamentales

Como ya lo sabes, y citando a Mago de Oz: “no todo es blanco o negro es gris, siempre depende del matiz”; es hora de ponerle un poco de “color” a esta entrada tan oscura hasta ahora.

La clave en el uso de esta herramienta financiera, como cualquier otra, eres tú mismo/a. Recuerda que, contrario a lo que se suele pensar, las TDC son una gran herramienta por sí mismas para tu desarrollo financiero y el cumplimiento de tus objetivos. Aquí te dejo un vídeo explicándote muchas razones por las que te convendría replantear tu postura, si estás en contra de su uso:

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El primer beneficio de utilizarlas es más que evidente, deberás realizar un análisis de costo/beneficio entre lo que ahorrarás en tus compras (sobre todo cuando seas cliente frecuente de este establecimiento) frente al pago de una anualidad o la adquisición de una tasa de interés superior.

Una forma más sencilla de tomar este beneficio consiste en la calendarización de tus gastos fuertes de un segmento, para terminar agrupándolos en una sola compra para la que utilices la TDC Departamental y posteriormente la des de baja. Algo similar a lo comentado en uno de nuestros vídeos del canal de YouTube sobre ¿Cómo comprar en internet?, que puedes ver siguiendo este enlace.

El segundo beneficio de estas tarjetas es que resultan una herramienta ideal para aquellos que quieren corregir el desempeño de su historial crediticio, pues no suelen ser tan estrictas en sus requerimientos como las TDC bancarias y, adicionalmente, te darán un respaldo mayor respecto del consumo que realices vinculado a esta tienda o establecimiento.

Pues bien, eso es todo lo que tenemos que decir por la entrada del día de hoy, esperamos que esta información te resulte útil y te invitamos a compartirla con más personas.

Aquí algunos ejemplos de Tarjetas Departamentales

¡Muchas gracias por leernos!, y nos vemos próximamente.

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