El Lobo de Wall Street NO es sobre Inversiones

Hoy vamos a analizar El Lobo de Wall Street, una película bastante interesante que cuenta con reflexiones profundas acerca del dinero y su significado para nosotros, así como la ética detrás de los mecanismos para obtenerlo.

Sí, estoy hablando de El Lobo de Wall Street pero, ¡ya lo sabías! Y también te voy a explicar por qué esta película ha sido catalogada erróneamente como una película para Inversionistas cuando, sencillamente, no es así. ¡Comencemos con la crítica!

por Miguel A. Caloca, Fundador de Godín Financiero.

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El Lobo de Wall Street es una película dirigida por el aclamado director Martin Scorsese (Taxi Driver, Buenos Muchachos, El Irlandés) en la que se nos cuenta la historia de Jordan Belfort. Jordan Belfort es un corredor de bolsa en Nueva York quien, mediante un esquema de negocios fraudulento logró alzarse en la cima del mundo financiero a sus poco más de veinte años, valiéndole para recibir el apodo de “El Lobo de Wall Street”. Además, fundó la agencia bursátil Stratton Oakmond, con la que estafaba a miles de personas por millones de dólares.

La cinta cuenta con una actuación magistral por parte de Leonardo DiCaprio como Jordan Belfort, Margot Robbie como Naomi Lapaglia y Jonah Hill como Donnie Azoff, entre otros.

Todos estos personajes seguirán las idas y venidas de “El Lobo de Wall Street” en una gran espiral de descontrol y dinero desenfrenado al por mayor.

Welcome to the Jungle!

La película comienza de una manera interesante, obviando la breve publicidad y la Introducción ególatra (que tocaremos más adelante, por supuesto), tenemos una frase a los casi 5 minutos de comenzar que definirá el tono para el resto del filme:

“Yo siempre quise ser rico. Empezaré desde el principio, tenía 22 años, estaba recién casado y ya tenía grandes ambiciones. ¿Y qué fue lo que hice? Dirigirme al único lugar del planeta que podía satisfacer mi hambre de triunfo. Sí…” Esta es una frase muy importante porque nos revela la psicología del personaje de Jordan Belfort interpretado magistralmente por Leonardo DiCaprio: Se siente excluido y busca satisfacer -a través del dinero- una ambición que, aparentemente, no tendrá final. Pero eso ya lo veremos…

Después de esto, podemos verlos trabajando y escuchar “el sonido del dinero”: Llamadas por aquí, gritos por allá, promesas de riqueza en grande “si usted decide invertir en…”, juramentos en vano (hacia su madre, hacia Dios, por sus hijos, etc.). El mensaje es claro, tal y como dice el jefe de Belfort: “No me importa cómo funciona la tecnología, a mí lo único que me importa es hacerme rico“.

Exponiendo el Problema de la Agencia

Algo que sí me gusta bastante sobre la película es que constituye el ejemplo perfecto para comentar acerca de dos cuestiones básicas al momento de invertir: El Problema de la Agencia.

La forma perfecta de expresarlo se da durante el almuerzo que comparten Mark Hannah y Belfort, donde le dice lo siguiente: “Que los clientes se j*dan. Tú única responsabilidad es poner pan sobre la mesa. Tu objetivo es llevar dinero del bolsillo del cliente a tu bolsillo“.

Ahora, aunque yo no llegaría al punto de afirmar que las inversiones en bolsa son una patraña pues nadie sabe realmente lo que sucede con x o y valor.

“Y si tienes un cliente que compró acciones en ocho y de pronto está en 16. Y se siente con suerte y quiere cobrar, liquidarlas, y agarrar su p*ta lana y correr a casa. No le permitas eso, de acuerdo, porque eso lo haría real. No, ¿qué haces? Se te ocurre otra brillante idea, una idea especial, otra situación, otras acciones; para que reinvierta sus ganancias y algo más. Y lo hará. en cada ocasión, porque todos son adictos. Y sigues haciéndolo una y otra y otra y otra vez.”

“Mientras tanto, él cree que se pudre en lana. Y sí, en papel. Pero tú y yo, los corredores, nos llevamos dinero en efectivo por comisión, malnacido.”

Aquí, la película hace una de las pocas enseñanzas -e indirectamente- que tiene para inversionistas: No has ganado hasta que no has vendido. Lo mismo es cierto de manera inversa: Que si no has vendido, entonces no has perdido. Y de hecho, es mucho más común que se utilice en este sentido por cuanto que nos negamos a admitir la derrota. De hecho, esto es algo sobre lo que hablo en mi libro Finanzas en Crisis y que también puede explicarse revisando la siguiente tabla:

En fin, que la enseñanza se conoce en el argot financiero como “tomar ganancias” pues, hasta que no has vendido, no has ganado nada. Tal como dice Hannah, tu riqueza “existe en papel” pero no en tu cuenta ni mucho menos. Mientras tanto, el bróker cobra en efectivo con cada movimiento que realices, sea ganador o perdedor…

El Eterno Dilema Moral

De aquí podemos ver de poco en poco como el exceso consume la moralidad de nuestro protagonista. Al verlo en clubs de caballeros y consumiendo ingentes cantidades de alcohol y otras sustancias hasta que finalmente logra aprobar su examen. Y entonces, está listo para ser el futuro amo del Universo. Pero…

Este, su primer día era, paradójicamente, el 19 de octubre de 1987 también conocido como el lunes negro. ¿Quieres saber por qué? Bien dicen que una imagen habla más que mil palabras (a la derecha)…

Así, no es difícil adivinar que el siguiente paso de Jordan es directo a la calle. Aquí es importante debido a que algunos desplantes sobre los problemas internos que Belfort sufre los podemos ver en sus momentos más oscuros. No se dice en vano que “el oro en fuego se prueba“. Es decir, cuando tras ser engullido y caer en quiebra se niega a recibir el apoyo de su primer esposa, quien le dice que podrían empeñar su anillo de matrimonio.

Esta cuestión lleva dos connotaciones. La primera de ella es la imposibilidad de conciliar que ha fallado (una cuestión de ego que importará más al término del filme). Y la segunda que se centra en su forma de ver el mundo. Por medio de la cual debe salir adelante por sí mismo: Triunfar con el apoyo de terceros es lo mismo que fracasar (o peor aún por considerarlo vergonzoso).

Esto se nota de manera total cuando Belfort contesta a su mujer que no necesita de su apoyo, que él será millonario. Demostrándonos como, aquí hay un cierto punto de quiebre -y un asomo de los valores (o más bien, la falta de ellos)- para esta persona. Si pudiéramos resumir la escena, quedaría bien en una suerte de “el fin justifica los medios“. Lo que, en última instancia, termina sucediendo.

Por cierto, breve paréntesis sobre el particular y con relación a quienes creen que el dinero lo es todo:

Ten cuidado de una persona para quien el dinero lo es todo. Porque todo lo hará por dinero.

Ahora sí, continuemos con nuestro análisis…

De aquí avanzamos a una etapa en la que Belfort sufre para encontrar empleo pues se niega a emplearse como algo más allá de lo que estudió (y en donde considero que está el dinero). Con lo que va a dar a Long Island, en Investor Center.

He aquí que se realizaban las ventas en el mercado extra bursátil. Con acciones de bajo precio, en donde las compañías que no eran admitidas en el índice NASDAQ por falta de capital iban a dar. Y una vez más, como lo expone el titular del despacho, son los carteros, plomeros, en fin la clase media trabajadora la que se ve afectada por este tipo de triquiñuela.

Y podemos ver como estos mercados operan (operaban, pero hablamos de la película y su desarrollo) en una suerte de vacío legal y regulatorio.

El Problema de la Agencia DESBOCADO

Si bien el señor Belfort ganaba el 1% de comisión al vender acciones de primera -en el mercado principal-, ahora podemos observar que en el caso del mercado extrabursátil, ganará el 50%. Lo que constituye un incentivo de ventas demasiado fuerte para efectos de la honestidad de la mayoría de las personas.

Y bueno, a continuación observamos la forma en que el problema de la agencia opera en una de las escenas sin dudas más recordadas de El Lobo de Wall Street. En esta escena, el hábil corredor de bolsa engaña deliberadamente a un inversor para comprar acciones de pésimo rendimiento pero “decoradas” de forma bonita. Mintiendo acerca de una patente y distintas cuestiones, como el análisis potencial y prometiendo rendimientos del 1,000%.

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Por cierto, aquí tenemos una manera idéntica en la que operan Belfort y otros promotores de esquemas piramidales (al final, ambos son eso: Estafadores) y es apelar a la avaricia del ser humano para dejarle ciego e incapaz de hacer un análisis objetivo. Recordemos la forma en que El Lobo de Wall Street mete, entre toda su verborrea una serie de proyecciones y ganancias potenciales con tal de que piquen los clientes.

Además, otra forma de entender como opera El Problema de la Agencia es que en ningún momento de la película hemos observado que el bróker voluntariamente le dijese a su cliente las comisiones que genera. ¡Ni siquiera tratándose del 50%! En fin, recuerden siempre este consejo: Hay que leer lo que se firma.

¿Qué se puede comprar con dinero?

Después de esto podemos comenzar a ver el meteórico ascenso que tendrá Belfort en su estilo de vida, convenientemente evitando centrarnos en el destino final de los pobres inversionistas a quienes habrá engañado para cobrar su comisión.

Aunque la respuesta estándar a la pregunta de este subtítulo es -para el caso mexicano- “todo aquello que está dentro del Código de Comercio”. Lo cierto es que nuestra interpretación irá más allá de esto. Ya que sabemos que el dinero nos da acceso a mayores y mejores oportunidades desde distintos ámbitos. De hecho, este acceso es la columna toral en la definición que Nassim Taleb nos deja sobre Libertad Financiera en su libro Antifrágil:

Cantidad de dinero suficiente para gozar de la mayoría de las ventajas de la riqueza (o todas). Siendo la más importante la independencia y la capacidad de ocupar la mente en lo que se quiera, sin sufrir de los efectos secundarios.

Nassim Taleb, sobre la Libertad Financiera en su libro Antifrágil.

Por cierto, si te interesa saber un poco más acerca de la Libertad Financiera y cómo puedes conseguirla, te recomiendo leer este artículo.

Y bueno, hablando del dinero como fin último, aquí nos llega otra escena clásica de El Lobo de Wall Street (¡son demasiadas!). En esta, tenemos que Donnie Azzof se acerca a Belfort para preguntarle sobre su empleo. Y de inmediato le pregunta si gana mucho dinero. A lo que procede a preguntarle cuánto dinero gana en un mes. La cúspide de la escena se da cuando le dice que si le muestra su recibo por $72,000 USD renunciará a su trabajo para trabajar con él. Por que sí, así funciona la vida y el dinero es el último objetivo.

Después de ello, Donnie trabajará con Belfort y posteriormente, claro que se independizan. Teniendo un equipo propio de inversores, entre los que tiene a muchos vendedores de drogas. Aquí hay un breve momento para reflexionar y es la forma en que el consumo nunca es suficiente para algunos (como nuestros protas). Fíjate en que ambos pudieron haber seguido viviendo cómodamente y ganando en promedio unos $70,000 USD o $1,400,000 MXN aproximadamente al tipo de cambio vigente. Pero debían intentar las grandes ligas. Una idea que, por cierto, llega de manos de su primer esposa. Quien sin saberlo está cavando su propia tumba. Aunque, viendo cómo termina la relación entre Belfort y Naomi, quizá se estuviera salvando a sí…

De aquí en adelante solo veremos descontrol y avaricia apoderándose de ellos. Dejando en claro la forma en que para muchas personas todo tiene un precio. Ejemplo claro: La secretaria/asistente que acepta un pago de $10,000 USD para ser rapada en frente de todos sus compañeros.

El Dinero es la raíz de todos los males

A partir de aquí, El Lobo de Wall Street exhibe lo que por muchos se ha dicho que es “el otro lado de las finanzas” o “la otra cara”. Simbolizando una vida llena de excesos y descontrol a costa de terceros. Es entonces cuando, frente a ganancias millonarias… La moral se convierte realmente en “un árbol que da moras” y nada más.

En este sentido, existe una doctrina (generalmente relacionada con la religión católica) por la cual se dice que el dinero corrompe a las personas. Pero, ¿realmente es así? Otras películas del propio DiCaprio, como Django desencadenado (de la que, por cierto, viene el meme de la derecha) nos han mostrado esta faceta según la cual el dinero corrompe absolutamente. Aunque en realidad, el agente corruptor es el poder que asociamos a tener dinero.

Esto lo explica de manera sencilla una línea de la película Meteoro (2008), en la que el padre de Meteoro dice, y cito textualmente… “me siento más intimidado que impresionado. Esta clase de empresas me espantan. Las personas como usted tienen demasiado poder. Y cuando tienen esa clase de poder empiezan a pensar que las reglas que todo el mundo respeta, no aplican para ellos.”

Y, de hecho, la película va sobre como un piloto de carreras puede enfrentarse a la corrupción de un sistema y salir avante. Aunque algo utópica, no por ello es menos palomera la cinta.

En el caso de El Lobo de Wall Street, si bien podemos observar la manera gradual en la que nuestro personaje principal cae en el declive moral. Desde que comienza a hacer un fraude a los inversores hasta que engaña a su esposa. Y, finalmente, el punto más álgido de esta corrupción es cuando pretende sobornar a agentes federales en plena luz del día y desde su yate. Mira que hay que ser cínicos (o tontos)… En fin, a nadie le cabe duda que es aquí cuando hemos perdido a nuestro personaje más allá de toda esperanza de salvación…

Leonardo DiCaprio es el rey de los memes, ¡y tenemos uno nuevo!

Por cierto, y sobre este dilema moral respecto de si el dinero corrompe o no… En mi opinión, la respuesta es un no. Considero más bien que el dinero funge como un catalizador -de catálisis, proceso por el cual se aumenta la velocidad de una reacción química-. Significando que lo único que hace es acelerar y exponenciar lo que ya tienes dentro de ti.

El dinero como fin último es un callejón sin salida, como bien lo muestra la película. Sin embargo, esto no lo convierte en algo malo per sé. Sucede lo mismo que con las tarjetas de crédito, que no son malas siempre que les des un uso adecuado (más información aquí). Así, debemos reaccionar y entender que el dinero no es un fin, si no una herramienta.

Sumergido en la Sociedad del Consumo

Uno de los motivos por los que, estoy convencido que muchas personas aman e idolatran a Jordan Belfort en El Lobo de Wall Street es la forma idílica en que se nos presenta el consumo al que tienen acceso los más poderosos del mundo. Apenas comenzar, se nos presenta un viaje lleno de excesos, y por un ambiente lleno de dinero, drogas, alcohol, sexo, prostitución y lujo.

Aquí es a donde cae nuestro protagonista. Y a donde, una vez que ha subido, es incapaz de bajar montaña rusa que no para de girar e impide ver la realidad. En diversos momentos de la película queda claro como nuestro protagonista ha perdido el piso y extraviado su brújula moral (si es que alguna vez contó con ella).

Además, otro motivo por el que muchos aman -erróneamente, en mi opinión- este filme. Es que Jordan ha logrado salirse con la suya (un tema muy americano, por cierto). Y además, tiene todo aquello que la Vida de Consumo nos dicta que debemos tener: Mansiones, autos deportivos, relojes de lujo y edición limitada y, como no, una esposa supermodelo (hablando de objetificar a las personas).

Así, tenemos acceso a un vistazo de lo que los ricos gozan (o pueden gozar, que es similar). Esa vida de descontrol y excesos que resulta tan atractiva no solo por la fachada de lujo si no por la ausencia de consecuencias. Pero, claramente, esta cuestión es un asunto del corto plazo y el hedonismo pero pocos lo miran así. Y, al final del día, nos condena a seguir como lo que somos en muchos niveles: Una Sociedad Aspiracionista.

Y atención aquí que con aspiracionista no me refiero a que estemos buscando un mejor destino económico, lo cual -obviamente- no es malo. Si no más bien al hecho de buscar un consumo exacerbado. Solamente por que nos han vendido la idea de que eso es lo que todo mundo quiere. En otro artículo les hablaré sobre los desperfectos del Gregarismo.

En este sentido, resulta irónico ver cuantas personas continúan aspirando a una vida del tipo que retrata la película. Que convenientemente evita tocar los aspectos negativos de estos excesos en el día a día y no es sino hasta que todo se ha acumulado que expone lo que ya era obvio. Y sin embargo, muchas personas aumentan sus ganas de vivir “un poco de eso” a pesar de conocer el destino increíblemente afortunado que tuvo su protagonista… ¿En verdad hemos visto la misma película?

No en vano a lo largo de la película podemos observar como por mucho dinero que tenga, nuestro protagonista no es ni medianamente feliz. Más bien, podemos ver como se va hundiendo progresivamente en una existencia más y más miserable. Siendo el punto más claro de esto la escena en que Naomi (Margot Robbie) decide jugar con él, a la vez que Jordan le comenta sobre los guardias de seguridad. ¡Vaya que el dinero es un buen pegamento!

Además, esta espiral de drogas, gastos y simulación -con el propósito de costear una vida miserable mientras se busca en el consumo lo que debería tratar a nivel interno- lo lleva a exponerse y lo termina hundiendo de cara a su final.

Y es que, el problema básico de la Sociedad del Consumo es que NO tiene final. De manera similar que con las drogas, el consumo sigue creciendo sin control hasta que te lleva a una situación comprometedora. En este sentido, bien vale la pena mencionar que diversos estudios han demostrado como cuando compramos se activan los centros de placer del cerebro de manera similar a lo que sucede con distintas recompensas. Así que sí, existe la adicción al consumo de una manera similar a lo que son las sustancias ilícitas.

Para el caso de la película, podemos ver que el descontrol y la locura han llegado a su punto más agresivo cuando un Belfort drogado y parcialmente paralítico debe esforzarse por detener a su “amigo” de hacer una tontería que lo va a comprometer. Además, en el inter de ello, termina estrellando su lujoso carro (aunque él no lo recuerda así) y causándose una serie de daños. Pero, como es una película, obviamente el protagonista saldrá avante (e incluso impune, hasta cierto grado) de este arrebato. Nada parecido a lo que sería la vida real. Cuando menos para nosotros, los espectadores.

Todo aquello que el dinero NO puede comprar

Una cuestión básica de la Sociedad de Consumo es que absolutamente todo está a la venta. No valen cuestiones como los principios ni la dignidad. Una vez más, en la Sociedad del Consumo, todo se hace por dinero, lo único que debemos averiguar es cuantos ceros llevará el cheque en cuestión.

Por cierto, y con relación al tema, sobre la escena del yate quisiera mencionar una variedad de cuestiones relevantes… Para empezar, notemos la forma en que Belfort pretende intimidar a los agentes de la ley al citarlos dentro de su yate.

Esto es una jugada clásica de los poderosos. Que buscan utilizar una aproximación indirecta para hacerte sentir el acceso a distintas herramientas con que cuentan. Pensémoslo bien, ¿por qué otro motivo citar a alguien en un yate y no en la mansión o las oficinas corporativas? Pues se debe a que el yate es un símbolo de poder. No cualquiera en los Estados Unidos de América tiene acceso a un bote, mucho menos a un yate. Por cierto, que esta dinámica (del bote como signo de estatus) se ve reflejada en un thriller que critica indirectamente al capitalismo. ¿El nombre de la película? Us. A la derecha te dejo su póster en caso de que te haya causado interés…

Continuando… Algo que siempre me ha llamado la atención es la forma en que el personaje reacciona cuando ha caído en cuenta de que los agentes no serán corrompidos ni comprados por el dinero que tiene para ofrecer. Ese berrinche típico de cualquiera de nuestros sobrinos en sus primeros años nos indica como “el lobo de Wall Street” es ahora poco menos que un cachorro lleno de miedo e ira.

Y es que, finalmente, llegamos a una cuestión toral en el argumento de la película: Existen cosas que el dinero -por mucho que sea- no puede comprar. Entre ellas claro, está el amor de su esposa pero ,más importante para el desarrollo de la película, también la honestidad de los detectives.

En este punto ya tenemos una idea bastante clara del poderío económico con el que cuenta Jordan Belfort. Le hemos visto adquirir amistades y mansiones por igual, pasando por los siempre obligados carros de lujo y vestimentas, e incluso a una esposa que es supermodelo… Pero, aquí vemos como Belfort topa con pared.

¿Recuerdas esa frase del comienzo de la película?, en la que Jordan afirma sobre la droga del dinero que “la cantidad suficiente te hace invencible“. Pues resulta que siempre no, pero gracias por intentar…

El lobo de Wall Street": cuando Marty recuperó el espíritu yuppie - Goliath  is Dead

Además, poco después de esto, el quiebre final de este personaje viene cuando Naomi decide dejarlo. Una vez que su proceso ha iniciado formalmente y mientras tanto amenaza con dejarlo sin poder ver a sus hijos. Una cuestión que le inquieta al punto de ejercer la violencia e intentar sustraer a su hija. Acción que no avanza demasiado bien en su favor. Toda vez que termina chocando y es que, aun que no lo pueda ver aún, Jordan es un peligro para sí mismo y todos quienes lo rodean.

En este sentido, no queda de otra que halagar la forma en que la película retrata una realidad sobre la Sociedad de Consumo en tiempos modernos. Ya que Scorsese logra reproducir fielmente los deseos comunes del típico americano -y en general, de cualquiera inmerso en la Cultura del Consumo- a través del ascenso de El lobo de Wall Street.

También apuesto como un degenerado, bebo sin control. Tengo sexo con prostitutas cinco o seis veces por semana. Tres agencias federales quieren presentar cargos contra mí. Ah sí, y me encantan las drogas…

CONCLUSIÓN: En el Mundo de los Excesos.

Repite conmigo. Una vez más. El Lobo de Wall Street NO es sobre Inversiones. A pesar de que típicamente se le cataloga como una película “para inversionistas”, lo cierto es que tiene muy poco sobre este tema.

Por lo tanto, es necesario decirlo, que El Lobo de Wall Street no es una película de inversión. En todo caso, más bien se centra en las ventas y el marketing (desde el entendimiento de Carlos Muñoz…). Así como los excesos y cómo puedes estafar de forma impune.

Más allá de una que otra definición estándar brindada a través de la película lo cierto es que no habla de inversiones. Las definiciones son planas y llenas de vaguedad. Como no sucede, por ejemplo, con otras películas que sí son de inversión, como La Gran Apuesta o Moneyball.

Es la historia de un estafador -con licencia de corredor, eso sí- y solo eso. Aunque si bien incluye dos que tres conocimientos prácticos del mundo de las inversiones. Y es de aplaudir que se atrevió a retratar la otra cara de la inversión institucional. Tampoco por ello significa que viéndola como inversionista tendrás grandes enseñanzas en el proceso. Como si sucede, por ejemplo, con La Gran Apuesta (2015) o Wall Street (1987), entre otras.

Ahora, considero que la lección más valiosa del filme para los futuros inversionistas es: No confíes en tu bróker.

Una de las grandes aportaciones que realiza esta película es exponer al desnudo la cuestión fundamental que significa El Problema de la Agencia para cualquier inversionista. Después de todo, la mejor forma de invertir es hacerlo por ti mismo.

¿Por qué amamos a los Estafadores?

Una vez más. El Lobo de Wall Street nos habla acerca de un estafador. Guapo, bien parecido, sin esquemas morales y algo ingenioso; pero al cabo estafador. Y aún así, es una película tan amada. ¿¡Cuántas personas no buscarían ser como DiCaprio en esa actuación!? La respuesta a esta pregunta nos dice mucho del tipo de sociedad en la que vivimos…

Y es que algo que nunca me deja de impresionar es la forma en que distintas personas idolatran a los estafadores que el filme presenta. Claro, esto no escapa al director que nos hace saber -en la escena del yate- que Belfort es diferente. El no es como los demás, es especial. Pues ha llegado a la cima por sí solo (dejando de lado a las miles de personas de quienes habrá estafado millones de dólares). Y esto lo vemos apenas inicia el filme, veamos:

“Soy un ex-miembro de la clase media. Fui educado por dos contadores en un pequeño apartamento a las afueras de Nueva York. Cuando cumplí 26, me convertí en jefe de mi propia firma de corredores de bolsa y gané 49 millones de dólares. Eso me hizo molestar por que me faltaron 3 millones para ganar un millón a la semana… No, no, no, no, no, mi Ferrari era blanco como el de Don Johnson en Miami Vice, no rojo. ¿Ven esa propiedad colosal que está ahí? Es mi casa (…) Además de tener a Naomi (esposa ex-modelo y chica de calendario) y dos hijos perfectos. Soy dueño de una mansión, un jet privado, seis autos, tengo tres caballos, dos casas de verano y un yate de 170 pies (51.81 mts.)”

Otro contraste que lo hace un personaje amado es que surte una especie de retribución social a los ricos. Es un azote para los más acaudalados, a quienes ha conseguido estafar y reducir su fortuna. Recordemos que en su artículo, la revista Forbes lo nombró como “un Robin Hood torcido”. Y no te confundas, que aquel famoso personaje robaba para dar a los pobres. Jordan Belfort roba para ser uno de los ricos. Nada de consciencia social ni mucho menos hay aquí para nadie…

Además, deberíamos preguntarnos, ¿es eso realmente una justificación válida? ¿Robar -es estafar- a los más ricos, es peor que hacerlo con los pobres o clase media? Claro, quizá nos haga sentir mejor saber que los listos y quienes gozan de ventajas sistémicas se han visto afectados cuando menos en una ocasión. Pero, ello no lo hace una infracción menor ante la ley.

Después de todo, uno de los grandes principios de toda democracia es el principio de igualdad. Según el cual, deberíamos ser iguales frente a las consideraciones jurídicas y administrativas del Estado. Con lo que, tanto más malo es que se robe a un rico como a un pobre. Amén de lo que pueda ser este robo para alguien con millones en su cuenta bancaria, aquí vale la pena entender que Belfort no eligió pasar de la clase obrera por simpatía: Lo hizo por dinero. Vamos pues, que el dinero es el móvil que ha guiado y guiará todas sus decisiones a lo largo del filme.

De hecho, es curioso ver cómo al convertirse en un rico pasa a tener los medios para burlar al sistema jurídico a costa de quienes tuvieron ese acceso antes que él.

Dicho lo anterior, considero que uno de los motivos por los cuales ha sido tan exitosa esta entrega es que nos expone de manera gradual la forma en que su protagonista va perdiendo el camino. Con una que otra justificación ocasional (para el caso de la redención hacia el término). De una manera o, más bien, con un enfoque bastante similar a la serie Breaking Bad.

Y es que, por duro que resulte creerlo, muchos aman a los estafadores por que desearían estar en su lugar/posición. Claro, siempre es mejor observar la cara del estafador y no la del estafado. Pero te invito, aunque sea mínimamente, a pensar en las implicaciones éticas detrás de este hecho. Quizá valga la pena preguntarse a sí mismo/a: Si yo fuera Jordan Belfort -y esa fuera mi historia-, ¿habría actuado de la misma forma?

God bless America

Estados Unidos, damas y caballeros. Es de los pocos lugares en el mundo (México también) donde un estafador de carrera ampliamente conocido recibe elogios y dinero tras estafar. E inclusive logra salir impune para tener la posibilidad de seguir lucrando con ello más adelante.

Considero que uno de los puntos más importantes -pero menos reflexionados- sobre la cinta se da hacia su final… Especialmente cuando en su sentencia se le condena únicamente a 3 años en una prisión federal. Tras haber defraudado más de cientos de millones de dólares. ¿No suena nada mal o sí?

De hecho, a nivel México, no pude evitar recordarme sobre el caso de JaviDú. El ex-gobernador de Veracruz que tras desfalcar miles de millones de pesos, fue condenado a… ¡¡9 años de prisión!! Parece que no está nada mal, ¿verdad? Así se ve la cara de la impunidad.

Y lo mismo sucede con El Lobo de Wall Street original, que por ahí anda en twitter motivando a sus seguidores a invertir en el mundo crypto dentro de proyectos sin pies ni cabeza. De hecho, uno de ellos, que fue el token TITAN ya resultó en estafa…

Sin embargo, este mal general se debe a la estructura de poder que obedecemos como sociedad. Y esto es una de las partes más decepcionantes de la película. Cuando hacia su final tenemos a un Jordan Belfort notoriamente contrariado y aterrorizado de estar entrando a prisión. Eso hasta que recuerda que ya tiene todo lo que necesita para librarla y llegar a buen puerto: Dinero.

El plano cierra con él jugando tenis de manera muy relajada en la compañía de otros reos en lo que parece un segmento exclusivo de dicha prisión. Aunque, en realidad, cada vez habitamos un mundo más y más distópico en el que la justicia es laxa para quienes ya tienen dinero y el tipo de abogados que con ello se pueden pagar…

Mi Opinión sobre El Lobo de Wall Street

El Lobo de Wall Street me parece una película entretenida, palomera incluso. Se entiende que haya gustado a tantas personas en tanto que nos pinta un mundo al que difícilmente -la mayoría de nosotros, los “simples mortales”- tendremos acceso. Es decir, el filme cumple con dos funciones de manera paralela:

  1. Explicarnos la historia de Jordan Belfort,
  2. Mostrarnos un pequeño asomo de ese mundo al que pocos –poquísimos– pueden acceder.

Para su duración me parece bastante rápida y dinámica en su desarrollo y con una buena actuación de todas sus partes involucradas.

El Culto al Dinero

El lobo de Wall Street nos muestra la otra cara -ya bastante conocida en estos días, pero no entonces- acerca del mundo de las finanzas. También habla acerca de la globalización y el capitalismo actual. Un punto especialmente interesante de la película es cuando toca el tema de Suiza y como la extradición no opera con delitos financieros. De manera similar a como lo hizo la serie Billions al término de su 5a temporada.

La película también nos habla de las personas más poderosas y lo que hacen con ese poder. Ojo: Que igualmente sería un error grave caer en el estereotipo, pero ello no lo hace menos real para algunos casos relacionados.

Otra de las lecciones más importantes de El Lobo de Wall Street es entender hacia donde nos llevará el culto exacerbado al dinero. Algo que podemos observar dentro de los diálogos de la película, en específico el siguiente:

“El dinero no solo te compra una mejor vida, mejor comida, mejores autos y mejores mujeres, también te vuelve una mejor persona. Puedes ser generoso con la iglesia o el partido político de tu predilección, puedes salvar animales en peligro de extinción con tu dinero. “

La película nos relata la vida de Jordan Belfort, quien nacido en la clase media se hace de dinero mediante tácticas ilegales o bien que operan bajo la bandera de lagunas legales amplias (mucho más que cuestionable).

Es su ausencia de control y humildad que lo hunden en una espiral de drogas, sexo y demás cuestiones para intentar sobrellevar su vida. Es la típica historia de un personaje que llega a considerarse invencible o intocable -recordemos la referencia a Meteoro al inicio del artículo- para terminar dándose bruces con la realidad.

Al final del día, todo lo que queda para nuestro lobo de Wall Street es una vida personal completamente deteriorada.

Lo que me gustó de El Lobo de Wall Street

Aunque esta película sobre estafadores tiene un claro objetivo para inclinar la balanza hacia el favor de su protagonista (¿y qué película no lo tiene?), también cumple una función necesaria dentro de la sociedad en que vivimos:

▷ El Lobo de Wall Street Crítica al estafador de las finanzas | Pasión Cine

Ya que termina haciendo una gran labor al exponer los peligros inherentes a la Sociedad del Consumo. Sin embargo, seamos realistas, creo que pocas personas entenderán el mensaje de una forma similar (amén de si el director lo consideró así) ya que muchas personas lo toman como un ejemplo aspiracional. Pero ya queda cada quien si quiere escuchar o no aquello que se le dice.

En fin que, de todas formas, y en términos generales, una lección de la película es que los excesos son malos.

Otra genialidad propia de Scorsese a través de este filme es que nos muestra la corrupción del sueño americano llevada a su extremo más álgido. El personaje de DiCaprio es cínico, grosero y retrata fielmente el descontrol que muchas personas siguen (o seguirían) al encontrarse en idéntica situación.

Otra cuestión interesante y aplaudible es que el filme retrata fielmente la decadencia de la Justicia. Que se ve tal como una dama ciega cuando existe el dinero necesario. Aunque recordemos, en principio, la justicia es ciega por cuanto que no mira a quienes juzga, sino sus actos (nuevamente, igualdad).

Esta conclusión se da con relación a que el filme nos revela una verdad evidente y vigente… Tanto en Estados Unidos como en México y, tristemente, en muchas otras partes del planeta. La Justicia existe -con la garantía de aplicarse en dosis mucho menores- para quien puede pagarla.

Por cierto que, y acerca del tema de su cooperación. Aquí se trata de un delator más, hablándonos del ausente código ético de Belfort. Quien desde el yate ya había anticipado que contaba con esta información pero no la soltaría sin antes ver un beneficio de dicho intercambio. Así funciona con estas personas, todo se trata sobre lo que pueden obtener. Así que bien vale la pena, nuevamente, no confundirnos y creer que fue “lo correcto” que impulsa a su cooperación, ¡nada más lejos de ello!

Además, esta redención se aleja de los tratos para cooperar que se ofrecen en otras series o películas. Como es el caso de Cuello Blanco (2009), que relata las aventuras de Neil Caffrey y el agente del FBI, Peter Burke. O incluso otra cinta del propio DiCaprio, de nombre Atrápame si puedes (2002), con la participación de Tom Hanks.

Hago la distinción por cuanto que tratándose de estos ejemplos podemos observar una reflexión real de los personajes. Además, su desarrollo nos permite entender que su motivación trasciende del dinero. Centrándose en un conflicto interno relacionado con sus intereses personales. Mientras que en el caso de El Lobo de Wall Street estamos ante la presencia de un individuo sin escrúpulos ni remordimiento más allá de haber sido atrapado.

Así, una suerte de corrupción -o privilegio, cuando menos- existe con relación a Belfort y su sentencia. Algo más que me agrada de El Lobo de Wall Street es que al exponer los excesos de la Sociedad del Consumo, deja sin argumentos a quienes aspiran y defienden este estatus de manera desenfrenada. Vamos, ¿para quién en su sano juicio la vida se reduce a drogas, sexo y estafar? Si la respuesta es positiva en tu caso, probablemente ocupes de dos cuestiones a la brevedad posible:

  1. Cuestionarte en razón de qué esos son tus objetivos (sobretodo tras observar sus consecuencias de facto); y,
  2. Asistir al psicólogo, ¡recuerda que es deducible!

Lo que no me gustó de El Lobo de Wall Street

Si bien he comentado que aplaudo la inventiva de Scorsese por mostrar esta otra faceta del mundo de las finanzas y el dinero ajeno… También es cierto que es criticable que esto nunca se lleve hasta sus últimas consecuencias. Y es que, al final del día, existe una suerte de redención hacia Jordan Belfort.

Claro, se nos da a entender que Belfort ha estafado a muchas personas -de todo nivel socioeconómico- en un nivel mayor pero nunca se nos expone de forma real. Somos incapaces de observar cómo arruino la vida de decenas de miles mientras se regodeaba en excesos. Y esto se ve reducido por que para la segunda fase (ya con Stratton Oakford) se estafa a personas ricas y no de clase obrera. Pero recordemos que aquí ya les ha sacado a los obreros, como mínimo, una cantidad que sobrepasa los $180,000 USD. Esto, solamente por la escena del cheque que cobro aquel mes en que conoce a Donnie.

Esta redención está también en su sentencia debido a su “gran cooperación” con el gobierno de los Estados Unidos… Una vez que estás tras las barras, es muy sencillo cooperar, ¿verdad que sí? Y también se nos vende la idea de que “lo ha perdido todo”: Su mujer, sus hijos, su fraudulenta compañía. Cuando, aún siendo así, esto no representa si no las consecuencias cristalizadas de todos sus actos en conjunto.

En mi opinión, es peligrosa la conclusión que podemos observar de la película. Ya que la lección moral del filme parece ser punta de lanza para “popularizar” el mal actuar de los individuos frente al sistema. El filme encuentra diversas maneras de justificar esta cuestión, pero lo cierto es que la película nos expone a un caso de excepción (sesgo de supervivencia) como si se tratase de la regla general.

Después de todo, solamente podemos ver como nuestro protagonista ha vuelto a las andadas con cursos de venta hacia el final del filme. Pero, ¿y los demás? Nada, nadín, nada. Cuidado con las conclusiones precipitadas…

A manera de reflexión final. No he podido evitar pensar sobre como El Lobo de Wall Street nos insta a un mundo color de rosa donde las consecuencias quedan relegadas. Claro, ese mundo muy seguramente que existe para los ricos (y ése es el punto de la película, creo).

Pero el peligro está en el mensaje ético que difunde. Su contenido es maquiavélico: El fin justifica los medios. Después de todo, si logras llegar, poco o nada podrán hacerte.

Además que se acerca a muchos filmes recientes con otras películas que tienen la misma lección. Está bien hacer mal las cosas, siempre que te salgan bien Y, como es una película, ¡claro que saldrán bien! (duh).

Aquí lo grave del asunto es que esta lección va desde filmes infantiles como Sing y Sing 2, hasta otras películas centradas en estafadores redimidos como el caso de Hermanos de Armas y Estafadoras en Oferta.

Como habrás visto, en este análisis he hablado bastante sobre la ética en relación con el dinero. Aquí te dejo un vídeo que hace tiempo realicé abordando este tema con mayor profundidad, ¡espero te agrade!

¿Dónde puedes ver El Lobo de Wall Street?

La película la puedes ver GRATIS desde Amazon Prime.

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Espero que te haya gustado este análisis con las ideas principales de la película El Lobo de Wall Street, dl director Martin Scorsese.

También podrás leer aquí los análisis que he realizado de otras series y películas para esta sección. Entre los que se encuentran los siguientes:

A propósito, si quieres seguir aprendiendo sobre finanzas e inversión, te recomiendo los siguientes artículos de mi página web:

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One Reply to “El Lobo de Wall Street NO es sobre Inversiones”

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