El Maldito Gregarismo: TODO lo que DEBES Saber

Siempre que discuto algún tema con mis cercanos, indefectiblemente asoma esta palabra disonante entre mis labios: Gregarismo. Y es que, me guste como si no, el gregarismo está envuelto en muchos (una fuerte mayoría) de los temas que vemos en nuestro día a día.

Ahora, debes entender que el gregarismo es peligroso, mucho más de lo que te piensas. Es peligroso para ti y para mí, tanto como para los demás. Esto ya que afecta nuestras decisiones en todos los ámbitos de nuestras vidas: Comenzando por el económico, siguiendo por el amoroso y llegando inclusive a nuestros deseos más profundos.

por Miguel A. Caloca, Fundador de Godín Financiero.

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Definiendo al Maldito Gregarismo

La mejor manera que tengo para definir al gregarismo pasa por un vídeo de la serie Merlí: Sapere Aude (continuación de Merlí). En este vídeo una profesora convence a su grupo de jugarle una “broma” a nuestro protagonista Pol, quien -como no- ha llegado tarde a clase otra vez… Sin necesidad de una descripción más elaborada, aquí te dejo el vídeo para que lo revises:

Creo que con el vídeo nos ha quedado ya clara la forma en que el gregarismo opera: Mediante la presión ambiental/social.

De hecho, nuestro primer acercamiento con el concepto seguramente nos los han dado nuestros padres cuando éramos niños… ¿Recuerdas esa popular frase que dice “si fulanito/a va y se tira del puente, entonces lo haces tú también”? Pues bien, esa frase expresa por completo lo que es el gregarismo.

Yendo a una definición algo más técnica, tenemos que la Real Academia de la Lengua Española (RAE, en adelante), le define como:

1. m. Cualidad de gregario (que sigue ciegamente a otros).

2. m. Biol. Tendencia de algunos animales a agruparse.

Respecto de la palabra gregario, tenemos las consideraciones siguientes:

Del lat. gregarius.

  1. adj. Dicho de un animal: Que vive en rebaño o manada.
  2. adj. Dicho de una persona: Que esta compañía de otros sin distinción, como el soldado raso.
  3. adj. Dicho de una persona: Que, junto con otras, sigue ciegamente las ideas o iniciativas ajenas. U. m. c. s. m.
  4. m. y f. Corredor encargado de ayudar al cabeza de equipo o a otro ciclista de categoría superior a la suya.

Ahora vamos a unir algunos puntos, por cuanto hace a los énfasis e itálicas cabe resaltar que son mías. Continuando, debemos antes destacar que el punto 4. de la definición de gregario (competente al ciclismo) sencillamente no nos interesa. Tal y como la imagen a la derecha lo señala:

Por cuanto hace al resto, algunos de los elementos que podemos destacar en estas definiciones son las palabras ciegamente, agrupación y ajeno.

Lo cual nos indica que el gregarismo se refiere a una acción que se realiza sin una reflexión personal (siguiendo solo por el acto de seguir), altamente motivada por una conducta grupal que insta al individuo a actuar de manera impulsiva en el mismo sentido que el grupo del que forma parte (o que observa).

Además, otra cuestión que debemos dejar en claro pero, curiosamente, no aparece en las definiciones de la RAE es el hecho de que el gregarismo contiene una connotación negativa. Es decir, que si se trata de un comportamiento grupal funcional que se replica por el simple poder de los números entonces no será gregarismo. Regresa al meme apenas antes incluido, puedes ver como los efectos del gregarismo son negativos para quienes caen víctimas inconscientes de éste efecto.

En este sentido, mi definición personal de gregarismo es la siguiente:

Conducta por medio de la cual los seres humanos replicamos actitudes o acciones no funcionales a nuestros intereses (individuales o grupales) de forma ciega/inconsciente y sin mayor argumento que el número de personas que lo han hecho -o continúan haciendo- antes que nosotros.

Considero además que una buena forma de resumir el gregarismo como conducta se expone -como no- en un refrán que dice “lo que el mono ve, el mono hace”. Aunque soy consciente que quizá a algunas personas les resulte “insultante” el verse comparados con un mono (bajemos tres rayitas a nuestro ego, porfa), esto no hace menos cierta la frase.

De hecho, algo que amo de los refranes (en serio) es la forma en que condensan tantos años de experiencia y sabiduría popular en pequeñas frases que, por si fuera poco, resultan agradable para su lectura y fáciles de leer.

Sesgos Personales en función del Gregarismo

Los sesgos se definen como un peso o valor desproporcionado que otorgamos en favor o en contra de una cosa, persona, grupo u opción frente a otras cuestiones. Es decir, en términos generales, podemos afirmar que se trata de una consideración injusta y evidentemente subjetiva (por cuanto que no es nada objetiva) de las cosas.

Una buena parte de los sesgos puede aprenderse al observar contextos culturales; lo cual es per sé una forma de hablar del gregarismo. Sin embargo, vamos a analizar dos de ellos que tienen una relación especialmente estrecha con el gregarismo.

El Efecto Bandwagon

También se le conoce como “efecto de arrastre” o “sesgo de la moda”. Se le relaciona de manera íntima con las conductas oportunistas. Y se trata de la observación sobre personas que creen algunas cosas motivándose en el hecho de que muchas más ya lo hacen o creen. Es un típico razonamiento del tipo: ¿Cómo podrían tantas personas estar equivocadas=

Sin embargo, sobra decir que la sabiduría convencional tiende a no ser tan sabia como muchas veces lo creemos… Sobretodo en materia de temas especializados o que ignora una fuerte mayoría del público.

Ahora, y sobre el por qué del nombre. Tenemos que la traducción de bandwagon es “carro” como tal. Pero, en el argot del inglés se refiere a los carros que llevan una banda durante un desfile, circo u otro tipo de espectáculo (como el de la imagen). Ahora, un poco más de historia, y es que el sesgo atiende a la frase “salta en el bandwagon“, acuñada en 1848. La frase fue idea de Dan Rice, quien era bufón personal de Abraham Lincoln (sí, leíste bien: bufón personal).

De esta forma, se dice que Rice utilizó su bandwagon para las apariciones en campaña de Zachary Taylor para ganar atención al usar música. En tanto que la campaña de Taylor obtuvo éxito, más políticos se esforzaron por tener un asiento en el bandwagon para asociarse al éxito.

Posteriormente, en el año 1900, durante la campaña presidencial de William Jennings Bryan, los bandwagons eran el estándar de las campañas. Por lo que “subirse al carro” pasó a considerarse como un término desviado que implicaba la gente asociándose al éxito sin considerar lo que se asocia con ellos.

Cabe mencionar que la aplicación general de este sesgo se relaciona a cuestiones populares o democráticas. Como es el caso de las encuestas de opinión pública. Así, diversos estudios indican que el efecto se presenta al existir una polarización muy clara frente a una de las opciones de elección.

Normalmente, se puede favorecer la presencia de este sesgo cuando la información sobre el tema es limitada y se sesga por parte de la opinión dominante. Así, es común que los individuos indecisos opten por la opción que se presenta como clara ganadora. Después de todo, ¿quién quiere estar en el lado perdedor de manera declarada?

En este caso podemos ver que el argumento central de este sesgo es que la opinión individual crea que su actuación divergente no tendrá ninguna repercusión sobre el resultado final. Además, conviene mencionar que este sesgo se ve influido fuertemente por los medios de comunicación de masas. Ya que estos suelen ofrecer una visión determinada del conflicto a la opinión pública, típicamente clasificando e informando las proyecciones (sesgadas o no) de quiénes son -serán- ganadores y perdedores.

Lo que, en última instancia, puede causar hastío y confrontación frente a la posición mayoritaria. Causando a su vez una sensación de simpatía hacia lo que se considera una “causa perdida”. Efectos prácticos de esto último los podemos observar en materia de relaciones personales, en las que es común adoptar “causas perdidas” como proyectos personales a rescatar… Sobra decirlo pero, te recomiendo abstenerte de hacerlo.

La aplicación económica de este sesgo se da respecto de la teoría de la oferta y la demanda. Esto cuando se incrementa la preferencia por un producto y crece el número de las personas que lo compran. Es decir, mientras más demanda exista, mayor preferencia por el producto. Se ha comprobado que este sesgo puede alterar potencialmente los resultados normales de la oferta y la demanda; que asume que los consumidores toman decisiones de compra basándose solamente en el precio y su preferencia.

El Efecto Underdog

En un sentido contrario al efecto bandwagon, tenemos que el efecto underdog o “sesgo del desvalido” es, como su nombre lo indica, una simpatía profunda por una minoría desfavorecida.

Vale la pena mencionar que si bien es cierto que el efecto bandwagon tiene una aplicación más cercana a las cuestiones electorales, el efecto underdog se aprecia mucho mejor en un contexto político. Esto ya que en un sentido amplio el término underdog se refiere a la discriminación, precariedad o persecución de un determinado grupo social frente al status quo. Motivo que le vale para ganarse de facto la simpatía de la opinión pública.

Es decir, el efecto underdog tiende a generar un sentimiento empático de solidad hacia la persona o personas más desfavorecidas, debido a su especial condición. De hecho, una traducción poco amable al español de este sesgo lo denomina como “del Eterno Perdedor”…

Podemos decir que el efecto underdog es el opuesto exacto, en materia de sesgos conductuales, al efecto bandwagon. Toda vez que mientras que en el último un grupo social al parecer claro ganador provoca que la opinión pública se le sume. En el primer caso (underdog), se genera una simpatía hacia los desvalidos.

Dentro del ámbito político, el efecto underdog se centra en los ganadores inesperados. Lo cual resulta paradójico, ya que su éxito se debe a que muchas personas confiaban en su fracaso. Ahora, conviene mencionar que la condición underdog no es estática, toda vez que funciona según el contexto de cada grupo social o la percepción que el público tenga.

Una de las causas más comunes por las que se puede dar el efecto underdog es la admiración por la voluntad necesaria para oponerse fervientemente a la mayoría.

El Gregarismo en los Movimientos Sociales

Como podrás imaginar, tanto el efecto bandwagon y el efecto underdog son garantes de la aparición, mantenimiento y desaparición de los movimientos sociales. Resulta que, al final del día, somos mucho más dependientes de la opinión de nuestros semejantes de lo que nos gustaría creer. Sobretodo cuando estamos buscando aceptación y relevancia.

Así, hemos visto que el gregarismo opera de manera tremendamente eficaz. Por cuanto que las mayorías no suelen necesitar de mucho tiempo o esfuerzo para dirigir la actitud de los individuos. Esto se debe a que solemos actuar de forma tal que se refuerce nuestro sentido de pertenencia (recuerda esto, será importante más adelante).

En el sentido contrario, resulta que las minorías requieren de (i) un largo periodo de tiempo y (ii) mantener condiciones de cohesión interna y consistencia en sus demandas para generar un cambio. Ambas condiciones que brillan por su complejidad cuando son comparadas con lo que ocupa el gregarismo mayoritario (todo gregarismo termina siéndolo).

La aplicación del conocimiento a temas muy estudiados como los efectos bandwagon y underdog generan que estos se intenten dirigir con propósitos concretos. Su campo de aplicación específico suele ser el ramo político. Sobre el efecto bandwagon tenemos que se sabe que al publicar y difundir encuestas favorables se crece el ánimo de sus simpatizantes. De ahí que, generalmente, tras la votación realizada sean todas las facciones que se dicen ganadoras ante los medios.

Históricamente, el uso de estos efectos (underdog y bandwagon) se ha dado al influir sobre las masas. Es el caso de la manipulación mediática que se da en distintos fenómenos. Aprovechando las encuestas como un evento performativo antes que descriptivo. Es decir aprovechando la creación de un evento mediante datos falsos. Así, se distribuyen todo tipo de encuestas pagadas por todo tipo de partidos e intereses que buscan participar de la formación y actitudes, orientadas a dirigir a la opinión pública hacia una dirección determinada.

Ahora, aunque se tiene la creencia de que al estar en la “Sociedad de la Información” será más difícil y, por lo tanto, menos efectivo el alcance de estos sesgos. Lo cierto es que no somos tan críticos ni selectivos con la información como gustaría pensar, no en vano se ha creado la dinámica de “leer primero” en Twitter…

Gregarismo y Sociedad del Consumo

Ahora, ya que hemos analizado la forma en que el gregarismo puede definir nuestro futuro político. Ahora hablemos sobre la manera en que puede afectar nuestra realidad económica.

Uno de los motivos más serios por medio de los cuáles opera la Sociedad de Consumo es la cohesión social. O más bien, la coerción social. Pensemos en términos sociales y veremos que nuestro valor real -en la Sociedad del Consumo- se define mediante nuestra capacidad de consumo, antes que cualquier otra cosa. La célebre frase de Descartes, cogito ergo sum (pienso, luego existo) hoy día se vería reducida a Consumo, luego existo.

Y, además, el consumo debe ser certificado. ¿De qué vale consumir un riquísimo hot dog con papitas si no lo vas a subir a las redes sociales? Si no vas a presumir, entonces mejor no vayas a consumir. Esto se debe a que las redes sociales generan infelicidad ya que somos víctimas del sesgo de relatividad.

Este tema te lo pongo sencillo y es que, significa que vemos las cosas de forma relativa. No en términos absolutos, es decir: De manera objetiva. Si no en términos subjetivos. Es decir, en comparación con. Para ejemplo, la siguiente imagen es un clásico.

¿Cuál de los dos círculos es más grande? Si eres como la mayoría de nosotros te habrás inclinado durante los primeros segundos a pensar que el izquierdo. Pero, bastan más que un par de segundos para caer en cuenta que son del mismo tamaño. Solamente se trata de los círculos verdes que lo acompañan.

Al caso de la izquierda, como son círculos pequeños pareciera que el círculo azul es más grande que el de la derecha, que viene acompañado de círculos grandes. Esta suerte de “beneficio por contraste” opera de manera más clara en el clásico ejemplo de “llevar a la amiga fea a una fiesta si quieres verte mas guapa“.

Pues bien, operamos de la misma manera respecto a nuestra felicidad. No nos basta ser plenos, dentro de la Sociedad del Consumo, tenemos que ser más plenos que la mayoría; o mejor aún, que todos en nuestro entorno. Aunque parezca ridículo -y es ridículo, por cierto-, así es como funciona para la gran mayoría.

Dejar de consumir es dejar de existir en tiempos modernos. ¿Qué te has perdido la película más reciente de Marvel? ¿¡Como que aún no te oyes lo más reciente de Bad Bunny o La Rosalía? A la par que estas preguntas ganan terreno en tus conversaciones del día a día, tú lo irás perdiendo. Consume, luego existe.

¿Cómo nos daña el Gregarismo?

Es altamente probable que, hasta este momento del artículo, te parezca una exageración la afirmación de que el gregarismo es peligroso. Digo, claro que nos afecta pero… peligroso. Entonces, ¿realmente es así?

Además, o sea, claro que afecta a la gente pero no a todos. Es decir, al resto sí pero a mí no. Ya te veo pensando de esta forma. Sin embargo, lo quieras creer o no, somos mucho más proclives a la presión social y contextual de lo que creemos. Un ejemplo relativamente reciente (abril) de ello fue el caso del estreno del bar Sambuca en Copilco.

Un evento que congregó a una grandísima cantidad de jóvenes, convirtiéndose en el evento, al menos para ese fin de semana (La Sociedad del Consumo se especializa en el fast track y deshecho de experiencias/eventos, etcétera). Claro, todo comenzó como una broma entre estudiantes de la UNAM. Específicamente de Ciudad Universitaria. Pero, de poco en poco, las personas se fueron sumando hasta que vinieron incluso de otros estados solamente para pagar por entrar a un bar atiborrado de más gente.

Pero, y ojo aquí, que no era “solo gente”; si no que se trataba de su gente. Verás, la distinción del comportamiento gregario se da por dos cuestiones principales:

  1. La realización de una conducta que no es favorable a tus intereses individuales y/o colectivos (como puede ser alcoholizarse); y,
  2. La confirmación de nuestro papel en la sociedad mediante la realización de esta conducta.

¿Qué es lo que llevó a una cantidad ridícula de jóvenes a formarse en este lugar? Pues bien, la respuesta simple es que mucho jóvenes más ya lo estaban haciendo. ¿Ves como si te habrías tirado del puente?

Añade ello a la expectativa social que generó el evento. Según la cual -y tomando la frase de la película Tick, Tick… Boom! (2021)- “todo aquel que quiere ser alguien debe estar ahí“. Y así es como se generó un hype por algo tan banal – aunque para algunos no, evidentemente (y ahí está la clave)- que la fila hacia apenas pasado el mediodía ya rebasaba las expectativas usuales.

Nacidos para Consumir

Dicho lo anterior, a continuación te explico la forma en que el Sistema aprovecha de la conducta gregaria del ser humano para obtener beneficios a nuestra costa y perjuicio.

Pues bien, al apartarnos mediante el consumo de la conducta típica social, el gregarismo se asegura de condenarnos a consumir de la cuna a la tumba. La acepción puede parecer exagerada pero, pensémoslo bien…

¿Qué tienen en común la Navidad con un proceso de cortejo (en tanto buscamos una nueva pareja) y un aumento de sueldo? La respuesta es expectativas de consumo. ¿Me quieres?, demuéstralo con el valor económico de tu regalo. ¿Me quieres? (otra vez), entonces invierte en nuestra relación. ¿Te aumentaron el sueldo?, te creeré cuando se vea.

En la moderna Sociedad del Consumo todo se tiene que ver. Exceptuando las deudas, esas déjalas guardadas… Y es que el problema de esta sociedad es que, una vez entrando en la espiral de excesos, sencillamente nunca se puede salir ni terminar. Esto ya lo vimos claro en nuestro artículo reciente analizando la película de El Lobo de Wall Street (si te interesa, siguiendo este enlace puedes leerlo).

Así, para el caso de la Sociedad del Consumo es bastante común que aquellos con oportunidades económicas suelan arruinarse a sí mismos/as o, de menos, ponerse el pie. Esto ya que, cediendo a la presión social y de lo que se espera económicamente de ellos, su primer reacción ante un incremento de ingresos es incrementar su consumo. Condenándonos a un gran problema, que se presenta en el color rojo del siguiente gráfico.

Además, el gregarismo nos hace proclives de seguir gastando inconscientemente mientras nuestros pares replican la misma actitud una y otra vez. Así, es común que nuestro propio círculo social nos termine condenando a una vida de excesos o bien, de mala administración.

En este sentido, una de mis frases favoritas en un libro es la siguiente:

Tenemos que aprender a sospechar de nuestros deseos más íntimos, porque no sabemos quién o qué los ha puesto ahí.

Marta Peirano en El Enemigo conoce el Sistema.

Además, el gregarismo se caracteriza por ser un poco (bastante) agresivo con aquellos que se rehúsan a tomar parte de las conductas socialmente aceptadas y/o compartidas. Tal es el caso que vemos en muchas series animadas y caricaturas, por citar un ejemplo. En que se pretende dejar en menos a un niño que quiera centrarse en el estudio. Es el caso de los famosos nerds, “cerebritos” o Krelboynes (para el caso de Malcolm el de en Medio).

Sobre el particular -y para el caso de que ocupes un poco de fortaleza- permíteme dejarte con la frase siguiente:

Es propio de las cabezas pequeñas el atacar todo aquello que no les cabe en la cabeza

Recuerda que la conducta violenta es una respuesta típica en nuestros días para aquello que ignoramos o, sencillamente, no compartimos. A decir de Joseph Campbell en El Poder del Mito, resulta que hoy día vivimos una realidad carente de mitos ni sustento en qué depositar nuestra fe, nuestras creencias. Es por ello que buscamos imponer nuestras creencias individuales -y grupales- frente a las de otras personas.

Finalmente, una manera interesante de expresar la manera en que el gregarismo y la Sociedad del Consumo funcionan en tiempos modernos es la siguiente frase de Will Smith.

Hubo un tiempo de esperanza

Recuerdo perfecto el año -fue en 2017- en que comencé con mis estudios en materia de economía conductual. Ya había escuchado de esto anteriormente y alguna reflexión ocasional me había acercado a conceptos que desconocía pero cuya aplicación me resultaba natural.

Qué es la "teoría del empujón" que le hizo ganar al estadounidense Richard  H. Thaler el Nobel de Economía - BBC News Mundo

Sí, también fue ese año en que se consagró a Richard Thaler (a la izquierda) como Premio Nobel de Economía -aunque en realidad ese premio no existe como tal (luego te lo explico…)-. Esto por sus trabajos realizados con relación al tema del ahorro para el retiro y las pensiones en los Estados Unidos de América mediante su programa Save More Tomorrow (Ahorra Más Mañana, en español). Mediante el cual se realizaban aportaciones directas a la economía conductual (creada por Daniel Kahneman y Amos Tversky), específicamente en la “teoría del empujón”.

De hecho, en su libro Nudge o Un Pequeño Empujón, el Nobel 2017 explica la forma en que opera su teoría y cómo la economía conductual era una respuesta adecuada -aunque sin duda, moderada- frente al indetenible neoliberalismo consumista. ¿Cómo podríamos aprovechar los conocimientos de la irracionalidad humana para que los humanos tuvieran una vida mejor más adelante?

Y es que, como ya te lo dije, históricamente nuestras falencias y áreas blandas han sido aprovechadas por terceros para lucrar con aquellos que difícilmente podemos controlar. Sin embargo, he aquí teníamos una opción. Autores como Daniel Kahneman (Pensar Rápido, Pensar Despacio), Dan Ariely (Las Trampas del Deseo) o Uri Gneezy (Lo que importa es el por qué), entre otros, exponían la forma en que podríamos aprovechar de estos conocimientos para nuestro propio beneficio.

Pero, claro está (por el subtítulo) que esto no duró mucho tiempo. Y a este auge por la economía conductual le siguió una agresiva transformación de cara a los intereses del consumo neurológico. Consumo neuro-¿qué? Así es, y no te estoy hablando de un título más de Jürgen Klaric. Si no del hecho de que, al día de hoy, los anuncios y productos se diseñan pensando en cómo hacerlos más atractivos desde nuestro inconsciente.

Pioneros en este tema como Nir Eyal con su libro Hooked/Enganchado explican la forma en que un producto, anuncio o prácticamente lo que quieras puede ser diseñado para afectar tus decisiones a un nivel subconsciente. Ahora, esto no significa que nos puedan (aún) obligar a comprar, ¡pero vaya que han avanzado bastante en este sentido! Claro, quienes pueden costeárselo… Entre los clientes del Sr. Nir Eyal se incluyen varias del listado Fortune 500.

Así, sucedió con la economía conductual algo bastante similar a lo que fue en su momento La Economía Colaborativa, cuyos inicios presentaban una alternativa light frente al capitalismo despiadado. Una opción asequible para los consumidores inundados en un mundo de agresividad. Y, sin embargo, no pasó mucho tiempo para que esta filosofía sentara las bases de negocios de alto capital como Uber, Air Bnb y muchos otros más.

Pero bueno, que esta es una de las grandes “virtudes” del capitalismo, su antifragilidad y capacidad de resiliencia es tal que en verdad difícilmente podremos ver un mundo en el que no forme parte de los pilares que lo constituyen. Pero, eso es asunto de otro artículo…

Somos seres gregarios: El Poder del Contexto

En uno de los experimentos psicológicos más polémicos de las últimas décadas conocido como “el Experimento de la Prisión de Stanford” se comprobó el peso del contexto en distintos ámbitos y situaciones.

Permíteme explicártelo rápidamente: Se realizó una simulación de la situación de una prisión por parte de estudiantes. Unos serían policías y otros serían reos dentro de la simulación. Hasta aquí, todo bien. La idea era únicamente demostrar que el poder no corrompe más allá de las situaciones en que se le aísla. Después de todo, se trataba de estudiantes empáticos, de Stanford, con control en sus vidas y un brillante futuro. Pero las cosas no salieron muy bien.

Aquí, Philip Zimbardo, quien fue el encargado del experimento, revela su sorpresa al observar la manera en que la violencia de los guardias hacia los reos fue aumentando gradualmente. No se trató exclusivamente de violencia física, si no que aprovecharon de artimañas de carácter psicológico para desempeñar mejor su papel. Porque, claro, de eso se trataba: De un papel…

Otra sorpresa por parte de Zimbardo fue que solamente uno de todos los estudiantes que participaban en el experimento eligió renunciar. Al resto pareció olvidársele que existía siquiera esa opción.

Y a esto es a lo que voy comentando este curioso experimento. El poder del contexto lleva el gregarismo hasta sus últimas consecuencias: Los estudiantes no tenían que actuar de manera vil y agresiva, pero lo hicieron. Y esto fue porque era lo que se esperaba de su rol.

El experimento finalmente fue suspendido en razón de que la prometida del Dr. Zimbardo lo descubrió y quedó aterrorizada. He aquí el último giro del gregarismo: Para el Dr. Zimbardo, era solo un experimento más. Tal y como lo relata nunca fue consciente de en qué momento se salió de sus manos esa cuestión.

Por cierto, si te interesa saber un poco más acerca de este experimento y sus muy interesantes conclusiones, te recomiendo leer el libro titulado El Efecto Lucifer.

La Vida da muchas vueltas… Muchas vueltas da la vida

En su libro Jugarse la Piel, el filósofo matemático Nassim Taleb nos expone a diversos conceptos. De entre ellos, uno de los más importantes es el de la minoría tozuda. A manera de resumen (te recomiendo leer el libro), tenemos que la minoría tozuda se define de esta manera:

Basta con que una minoría intransigente -un cierto tipo de minoría intransigente- con una significativa inclinación a jugarse la piel (o incluso a poner el alma en el juego) alcance un nivel muy reducido de la población -digamos, de un 3 o 4%- para que toda la población tenga que someterse a sus preferencias.

Nassim Taleb en Jugarse la Piel

Sobre este particular existen varios ejemplos. Solo por citar algunos de ellos podríamos hablar sobre los productos Koscher, la ausencia de cacahuates en vuelos comerciales y la expansión reciente del Islam.

La forma base de esta regla de la minoría tozuda puede expresarse gráficamente en lo que se conoce como grupo de renormalización.

La figura nos muestra cuatro cajas que presentan lo que se conoce como una autosimilaridad fractal. Podemos ver que cada caja contiene a su vez 4 cajas (figura superior). Podemos ver un sombreado ligero que nos indica a la mayoría, mientras que el sombreado más oscuro corresponde a las decisiones de la minoría.

Así, si la unidad más pequeña está formada por una familia de, digamos, cuatro integrantes. Podremos observar que si alguno forma parte de una minoría intransigente, entonces hará que el resto de su familia se adapte a ello potencialmente. Puede ser el caso de, por ejemplo, tomar alimentos sin OGM (Organismos Genéticamente Modificados). Así, la hija tozuda logra imponer su regla a los demás y ahora toda la unidad es oscura (nivel 2).

Pasando al nivel 3, podemos asumir que la familia acude a una barbacoa y, entonces, en consideración a sus invitados, los anfitriones cocinan utilizando únicamente productos ecológicos. Una vez más, la minoría se impone. Poco después, la tienda local busca simplificarse las cosas -igual que con los productos Koscher- y al observar el aumento de demanda le resulta más sencillo darse la vuelta a los productos ecológicos de forma exclusiva. Esto igualmente podría impactar al mayorista de la zona, y así sucesivamente…

Ahora vamos con el gregarismo. Tenemos que al principio algunos componentes del grupo mayoritario podrían cambiar su perspectiva, lo que generará que otros sigan su ejemplo, con lo que finalmente se termina expandiendo la opinión antes minoritaria. De una forma similar a como funcionan las elecciones en una democracia, que el partido dominante suele alternarse con otros partidos: Esta regla tiene mayor aplicación en una democracia como la de USA (Republicanos y demócratas), antes que la mexicana con distintos partidos disputando el poder.

Algunos ejemplos sencillos de este viraje en la opinión -para bien- se dio en los movimientos feministas, así como la defensa de los derechos de la población afroamericana. Y más recientemente, con los movimientos en favor de los derechos del colectivo LGBTT+.

Dichos colectivos sufrían (y aún sufren en muchas partes) los efectos descarados del gregarismo. Contaban con la oposición frontal de la mayoría de la población. No obstante la coherencia, constancia y razón de sus demandas hizo que la opinión del grupo dominante cambiará de opinión. Hoy día podemos observar que la tendencia se ha revertido, exceptuando a algunas personas que aún parecen vivir -ideológicamente, cuando menos- a principios del siglo pasado.

Por cierto, un breve paréntesis legal, es justamente por este motivo que los derechos de las minorías no se consultan.

¿Cómo combatir al Gregarismo?

Hasta aquí, te he expuesto las mecánicas propias del gregarismo y los motivos por los que se ha convertido en una herramienta altamente efectiva en nuestros tiempos. Pero esto no es lo peor, lo preocupante es que muy probablemente su efectividad continuará aumentado en forma sostenida según siga pasando el tiempo. Ahora, aunque el panorama luzca desolador… ¡¡No te des aún por vencido/a!!

El primer paso para combatir al gregarismo es hacernos conscientes de su existencia. Créeme, es un pelín más difícil de lo que puede parecer… Pero, una vez que has logrado hacerte consciente de su existencia, será mucho más sencillo cuestionarte el por qué replicas ciertas conductas o comportamientos así como la forma en que estos pueden ser -y seguramente son- dañinos para ti.

Además, otra forma de generar el mismo efecto que tiene el gregarismo -pero sin la parte mala- es al conducirnos como una minoría tozuda (vuelve en el artículo para repasar el concepto). Sin embargo, antes que replicar malos comportamientos o conductas no funcionales, esta agrupación se dará para fines útiles en general.

¿Te imaginas hablando con tus amigos sobre inversiones?, ¿o que tal un club para fomentar el hábito de la lectura? Ya vas captando hacia dónde me dirijo. Recuerda, otra afirmación gregaria, nos dicta que “somos la suma de las cinco personas con las que mayor tiempo pasamos.”

También debes entender que, una vez que somos consciente de ello, el gregarismo pierde buena parte de su efectividad. Por ejemplo, ¿en verdad quieres endeudarte para consumir y condenarte a un futuro con un mal retiro? Piensa en términos generales y lo entenderás. Otro ejemplo: ¿En verdad vale la pena dedicarse a distintos vicios en perjuicio de tu salud dentro de algunos años?

No olvides lo siguiente: La fuerza del gregarismo se da estrictamente en términos de cantidad antes que de calidad.

Uno, ¡pero león!

Vivir requiere de coraje. Lo mismo que el oponerse a las decisiones de la mayoría. Si vivimos al margen de lo que digan los demás, nos estaremos condenando a vivir una vida que no nos pertenece. Nuestras decisiones financieras, económicas y de consumo definen nuestras vidas. Dejemos de mirar hacia fuera en busca de aquello que internamente necesitamos trabajar.

Sobre el gregarismo, y aunque puede parecer que se está culpando a los demás, lo cierto es que no es así. Finalmente, es asunto nuestro. Como me decían mis padres -y probablemente los tuyos- cuando presentaba una nota mala (digamos, un 7), acompañada de una justificación consistente en que “todos los demás habían sacado 4″… Resulta que “los demás no son sus hijos“. De igual forma, lo que hagan los demás con sus finanzas es muy su asunto. Lo que hagas tú con las tuyas, es muy tu asunto.

A decir de Alexander Elder en su libro El Nuevo Vivir del Trading, tenemos que la gente que integra el Mercado es primitiva e irracional. Esto no significa que puedas ganarles la partida. A estas alturas ya hemos visto como hasta los pesos pesados pueden ser heridos de gravedad por una multitud coordinada y enardecida. Y sí, estoy hablando del caso de WallStreetBets. Para mayor información del tema:

Ahora, la recomendación de no ir en contra de una multitud (en materia de inversiones) tampoco significa que estemos condenados a perder dinero frente a ella. Empero, sus movimientos y bases son primitivas. Basta pues, con ser inteligentes al ejecutar nuestras decisiones.

Y si necesitas un poco de inspiración y aguante, para efectos, te dejaré con esta imagen…

Lo mismo aplica para combatir al gregarismo. El pensamiento social pierde su efecto una vez que nos hemos dado cuenta de la manera en que nos afecta. Hacer conscientes las consecuencias de tus decisiones negligentes -impulsadas por el motivo que sea- te ayudará sobremanera a no volver a caer en este tipo de comportamientos.

Por ello, quisiera comentarte que el propósito de este artículo no es otro que el de dar consciencia sobre este tema y ayudarte a combatirlo. Así, te invito a ser un león entre los corderos (perdón del término) y alzarte con una decisión renovada respecto de tu vida y la forma en que la diriges.

Por cierto que, si te ha interesado el tema, algunas recomendaciones de lectura que me permito hacer son las siguientes:

¿Agregarías algo más a este artículo? Recuerda que cualquier duda o comentario que tengas acerca de este tema, nos lo puedes dejar en los comentarios.

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