El Verdadero Problema

¿Cuál es la salida fácil o, el camino “menos corto” entre dos puntos separados por una cierta distancia? Tratándose de nuestra situación económica, laboral o de salud (personal, pues), generalmente es la ingeniosa idea culpar a terceros, señalar factores externos que definen nuestro destino de forma activa ante una pasiva forma de moldearlo por nuestra parte, siempre ha sido lo más sencillo y -seamos sinceros- no podemos esperar que cambie, al menos no en el corto plazo…

¿Cuál es el mayor problema que enfrenta la economía moderna a nivel global? Algunos dirán que se trata de la hiperinflación, otros la impresión sin escrúpulos de circulante (billetes), unos más dirían que la cultura de consumo en la globalización. Y, aunque son excelentes respuestas, no dejan de estar un poco alejadas de la que en realidad, se constituye como la mayor problemática de todas ellas: La Falta de Cultura Financiera.

¡CUIDADO!, que dice Cultura Financiera y no Educación Financiera, aunque parezca evidente (por algo son palabras diferentes), no son lo mismo. La Educación Financiera se refiere a una capacitación individual en temas amplios relacionados, eso sí, con la administración de la economía personal. Mientras tanto, la Cultura Financiera se refiere a una visión colectiva de los hábitos de consumo y el manejo personal. Así, puede existir (y existe) la Educación Financiera sin que haya una Cultura Financiera.

Muchas vueltas he dado a este asunto y es que, con esto (la Cultura Financiera), no se resolverían solamente los problemas de la clase más humilde; sino que atiende a la formación de un beneficio general. Por que si, lo queramos ver o no, en todos los sectores existen problemas de administración financiera adecuada:

No se trata solamente de aprender a administrar en la escasez (es más difícil, comparativamente, poder administrar la abundancia) y desde los estratos sociales más bajos, sino de poner un orden de prioridad a largo plazo para todos los sectores. Esto podría cambiar el Juego, donde quiera que fuera.

Otra serie de opiniones poco populares: Los jóvenes de la clase media son, actualmente, más pobres que las personas en situaciones de escasez económica. ¿Razones?

  1. Deuda Bancaria:
    La mayoría de los jóvenes de la clase media ya tienen una deuda con el banco sin contar con patrimonio propio. Mientras que en una situación de pobreza, podría decirse que tu patrimonio es igual a cero (en el peor de los casos), en la juventud moderna tenemos que su patrimonio está en términos negativos exponenciales, dado que la deuda bancaria se acrecienta.
  2. Ingenuidad:
    Buena parte del bienestar financiero moderno de los jóvenes se basa en el sostén económico que sus padres les proporcionan, con lo que se realiza una estimación demasiado optimista de muchos aspectos económicos para la vida adulta. Un ejemplo: En México, 72 por ciento de los jóvenes cree que la edad ideal para independizarse es entre los 21 y 26 años, aunque la media nacional está en 28 años 9 meses (Dada Room); en Suecia, la edad promedio es de 21 años.
  3. Hábitos de Consumo: Desde una óptica de los activos contables, tendemos a pensar que aquello que compramos tiene cierto valor, y no es así. De esta forma muchas de las colecciones o artículos “de lujo” que se adquieren por jóvenes, terminan siendo poco más que basura u objetos que ocupan un exagerado espacio de almacenamiento (no Larry, nadie quiere comprar tu lámpara de Dragon Ball Z edición especial sobre la Saga de Majin Boo, ¡y menos por $5,000 pesos!)
Memes Culturales | Facebook

Existe ese toque de humor sarcástico (magistralmente expresado en memes) según el cual nuestros padres a nuestra edad -o más jóvenes aún- tenían una vida más realizada en distintos niveles que la nuestra (una casa, una pareja, algunos hijos, un automóvil) pero, pregunta:
¿Cuánto dinero gastaban nuestros padres en cosas que no necesitaban?

Otra opinión poco popular: Es un asunto de prioridades. Durante mucho tiempo he insistido conmigo mismo y mis cercanos, sobre la importancia de expresarnos adecuadamente (el pensamiento construye la realidad). Y, en este orden de ideas, no podemos hablar de la falta de tiempo o dinero, sino de la prioridad que hemos dado en su administración. Bien dicen por ahí que “nadie es haragán con aquello que ama” (Aldous Huxley).

Por que sí, a veces suena injusta la comparación y el contraste entre estadísticas de primer mundo y nuestra situación personal, pero es algo muy sencillo: Si contamos con un ambiente de precariedad laboral, una economía en desarrollo y una nula promoción de la cultura financiera, solamente seguiremos agravando nuestros problemas mientras intentemos justificarlos. Para bien o mal, nos encontramos en estas circunstancias, y es nuestro asunto trabajar por salir adelante antes que seguirnos lamentando.

Veamos entonces, ¿dónde están las prioridades actuales de los jóvenes? y, en contraste, ¿dónde estaban las de nuestros padres cuando lo eran?… Según un estudio realizado por la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), las juventudes asignan su presupuesto general de la siguiente manera:

  •  34.1% en alimentos, bebidas (alcohol) y tabaco,
  • 18.8% a transporte,
  • 14% a servicios educativos
  • 33.1% en gastos diversos (Netflix y cosas no necesarias).

No son pocos los errores financieros de la sociedad, y aquí es donde la Cultura Financiera entra en acción. Pues no se limita solo a un aspecto individual, sino que una debida cultura financiera también requiere de confrontación y contraste, ¿te puedes imaginar lo que sería de nuestras finanzas si nuestros amigos nos vieran igual de feo por no tener listo un Fondo de Emergencias a como lo hacen cuando nos negamos a una salida porque, justamente, estamos ahorrando para uno?, ¿o que se nos criticara por haber comprado un nuevo carro -a crédito- apenas nos subieron de puesto, antes que haber aumentado nuestro porcentaje de ahorro para el retiro?, ¿que se nos juzgara lo mismo por no tener nuestra ropa al grito de la moda que por no tener una AFORE activa a los 20 años?

Suena irreal y risible, ¿verdad que sí? Pero ese es el asunto. Y es que (una vez más), lo queramos ver o no, la falta de Cultura Financiera, y la mala asignación de prioridades que trae aparejada, no afectan solamente a la clase media ni a la clase baja.

Dentro de mi vida laboral, me desempeño como consultor y te puedo compartir que uno de los miedos más grandes del sector empresarial es la sucesión corporativa, por citar un ejemplo.

La importancia entre que distingamos la Educación Financiera (a nivel individuo) y la Cultura Financiera (a nivel colectivo) radica en que los fenómenos sociales tienen una mayor fuerza que los fenómenos individuales.

¿Qué podemos hacer para transitar de un entorno carente de Educación Financiera a uno con Cultura Financiera? Pues bien, lo primera será educarte financieramente, y lo segundo es tomar un papel activo dentro de tu entorno inmediato. Quizá es momento de comenzar a hablar con los amigos de si tienen o no un Fondo de Emergencias preparado, y las razones por las que deberían de tenerlo, de insistirle a mamá y a papá sobre la importancia del testamento o de adquirir un seguro para la casa, de comentar con tu pareja sobre si tiene un plan de retiro y realiza Aportaciones Voluntarias a la Afore o no (incluyendo claro, en cuál Afore está y si será necesario cambiarse).

Ya sé que se antojan a conversaciones incómodas e innecesarias, créeme, he pasado por ahí… Pero, la transformación del mundo depende de que tomemos un rol activo en ir hacia donde queremos estar.

¡Necesitamos Cultura Financiera de verdad! No solo memes virales sobre lo difícil que resulta ser adulto (papel de víctima), sino de una confrontación cruda y real , no habrá otra manera de hacerlo.

Cuidando tus Finanzas

por Miguel A. Caloca, CEO Godín Financiero

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