Internet nos hace INÚTILES (1/2)

En un mundo lleno de conocimiento, llama la atención que seamos progresivamente más ignorantes y menos útiles conforme las tecnologías continúan avanzando.

¿Lo eres?, ¿lo somos?… ¡Lee hasta el final!

por Miguel A. Caloca, Fundador de Godín Financiero.

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El ABC de la Inutilidad o, ¿cómo nos hacemos inútiles?

Esta palabra, “inútil”, suele despertar en muchos una sensación agridulce. No es tan malo como decir groserías de mayor calibre pero, al mismo tiempo, duele un poco más que las anteriores.

Pues bien, la definición estricta de “inútil”, según cualquier diccionario, es la siguiente:

Inútil
adjetivo, singular.
1. Que no produce provecho, servicio o beneficio.

Real Academia de la Lengua Española

De esta forma, podría decirse que la inutilidad no proviene de una incapacidad declarada; es decir, no somos inútiles por no poder hacer x o y, sino porque, a pesar de estar en la posibilidad de hacerlo, sencillamente no lo hacemos.

Siguiendo bajo este orden de ideas, podríamos concluir que la inutilidad es una forma especialmente grave de la flojera.

Resulta difícil pensar que, en pleno Siglo XXI, aún hay quienes caen en estafas financieras harto conocidas

Y no sé ustedes pero, cuando hablamos de inútiles, a mí siempre me viene a la mente un capítulo de la famosa serie “Malcolm el de en medio” -seguro que la conoces, al menos por los memes-. Bueno, en este capítulo, que se llama Malcolm adopta una familia (Temporada 5, Ep. 14), seguimos en paralelo la historia de Francis (el hermano mayor) y su asistente Jordan; quien, progresivamente, al prestar auxilio a Francis en actividades que van más allá de lo necesario, termina convirtiéndolo en el objeto de estudio para este artículo: Un inútil hecho y derecho.

“La mantequilla se queda como jugo sobre mi pan, no hace… ¡esa cosa que hace Jordan!

Así, podríamos decir que la inutilidad se va configurando conforme alguien o algo comienza a hacer por nosotros, aquello que deberíamos hacer por nosotros mismos. Quizá la serie de Malcolm exagera (y efectivamente, lo hace) al plantearnos un Francis completamente indefenso apenas en el lapso de unos días pero, te has preguntado, ¿qué tan indefensos estamos nosotros?

Aunque la tecnología nos ofrece un mundo lleno de posibilidades infinitas y maravillosas: El conocimiento es Poder, y más aún cuando está sentado y esperando en la palma de tu mano, y conectado a una red de aportes infinita… Pero, una vez más, pensemos de forma más precisa, que no es lo mismo tener conocimiento infinito a que cuentes con la debida capacidad para procesarlo, ojo aquí.

Untouchable (2011)

Un aspecto especialmente peligroso de ser inútil es que podrías no volver a ser de utilidad después. En este sentido, una analogía adecuada sería lo que sucede con los músculos y el motivo por el cual tenemos que utilizarlos todos los días, al punto que si tuvieras alguna discapacidad en la cual no puedas mover ya tus músculos, parte importante del entrenamiento y certificación de los cuidadores consiste en realizar los ejercicios de flexibilidad y esfuerzo para evitar que los músculos se atrofien más allá de un punto de no retorno, una cuestión que comúnmente podemos observar en el argumento de películas que se centran en este asunto, tales como Amigos (Untouchable), Yo Antes de Ti y Los Principios del Cuidado.

De esta forma, si somos demasiado inútiles -o un poco inútiles por demasiado tiempo-, podríamos encontrarnos en problemas si queremos retomar las habilidades que anteriormente procuramos.

En este sentido, entre algunas de las capacidades que el internet nos ha disminuido (y continúa disminuyendo, de forma progresivamente agresiva) podemos encontrar las capacidades de síntesis, análisis, redacción, atención, investigación, entre tantas otras…

Finalmente, resulta interesante pensar acerca de la forma invasiva en que las redes sociales van avanzando poco a poco dentro de nuestras vidas, inmiscuyéndose silenciosamente y con paso lento; tan lento que, de hecho, resulta bastante complicado poderlo distinguir. Resulta que la inutilidad suele avanzar, la mayoría de las veces, como dicen por ahí “sin prisa pero sin pausa”. La progresión -el cambio- no suele ser brusco, ni mucho menos abrupto pero, siempre, termina sucediendo.

Para ejemplos de esto último considero que basta ver a la mayoría de nuestros padres que, a menos que de verdad sean de la vieja, pero en serio vieja escuela, tendremos que resulta irónico (sino es que incluso paradójico) que los mismos señores que hace algunos años nos prevenían constantemente acerca de la internet y cómo los celulares nos dejarían tontos, etc., ahora compartan idéntico destino que nosotros. Por este motivo, vale la pena tener en consideración lo siguiente: Tenemos que aprender a poner límites. No solamente a nuestras parejas, nuestra familia, nuestros empleos (como lo vimos en este artículo) sino también a nuestro consumo; y el consumo no se refiere exclusivamente a bebidas y alimentos, sino que también toca, por supuesto, nuestro tiempo, atención y recursos económicos. A considerar.

¿Por qué existen las Estafas Financieras?

Ahora, aquí abro un pequeño paréntesis acerca de cómo nuestra propia inutilidad permite -sino es que incentiva- el auge de las Estafas Financieras a la par que contamos con herramientas de investigación nunca antes vistas, ¿comprendes lo contradictorio de esto?

Todos los días hay estafas financieras, es un hecho. Podemos hablar acerca de cómo operan y lo que podemos hacer para evitarlas pero la verdad, sin lugar a dudas, es que siguen existiendo y posiblemente seguirán haciéndolo. En este orden, realmente me extraña; mucho más que la existencia de las estafas, la forma en qué continúan perpetuándose. Es decir, sencillamente me pregunto ¿por qué?, y la mayor parte del tiempo me ocupa todavía más la siguiente pregunta (y sé que probablemente a ti también): ¿Cómo es posible?

En serio, no puedo creer que EN PLENO SIGLO XXI y con el alcance que tienen las redes sociales, tanto como la información en la red -¿sabías qué tienes en la palma de tu mano (para ser más precisos, en tu teléfono) tanta información como el presidente de los Estados Unidos pudo poseer apenas hace algunas décadas?-, hoy por hoy, todavía existan estos esquemas de fraude financiero y estafadores al por mayor.

Y es que esto me indigna por partida doble: Tanto por parte de los individuos faltos de ética, escrúpulos y valores (también llamados estafadores), como por aquellas personas que caen ciegamente en sus promesas sin siquiera verificar en sus teléfonos la información que se les presenta…

Si no puedes googlear en internet antes de invertir $50,000 pesos solo para verificar, entonces quizá mereces perder ese dinero

Y es que, de verdad, solamente por poner un ejemplo: Basta poner en tu buscador (cof cof Google, mejor suerte para la próxima Edge, Firefox y cía.) el término “Xifra” y dentro del segundo resultado de búsqueda podrás encontrar, y cito textualmente: “La estafa de Xifra”

Y no me tomó ni cinco segundos

Para mí, en resumidas cuentas, es bastante sencillo: Si no puedes googlear en internet antes de invertir $50,000 pesos (o cualquier otra cantidad de dinero que te resulte importante*) solo para verificar su seguridad, entonces quizá mereces perder ese dinero. Punto.

* A mi consideración, inclusive los centavos importan. Pues, como dicen (digo) por ahí: Los centavos hacen pesos, los pesos hacen cientos de pesos, los cientos de pesos hacen miles de pesos, los miles de pesos hacen decenas de miles de pesos y… seguro que ya captaste la idea.

Para mí, el hecho de que estas estafas continúen produciéndose, en plena era del internet, indican lo siguiente:

  1. Una nula apreciación por el dinero (ya sea por que no es propio el esfuerzo o no lo has valorado de forma realista); o bien,
  2. Una negligencia total respecto del valor que tiene el dinero para ti.

Sin embargo, y sin importar realmente cual de las dos opciones anteriores resulte aplicable a la situación por la cual has sido estafado, podemos afirmar que en buena medida, tu situación se debe a cierto grado de inutilidad, que en este caso se traduce en la incapacidad -o bien, la falta de precaución- por buscar en Google (literalmente, googlear) en menos de 5 segundos acerca de la inversión que estás realizando.

La Defensa Perfecta: Inundados en un Mar de Información

Dentro de las novelas distópicas clásicas tenemos que ciertos autores ocupan un lugar sin duda inmejorable respecto del ojo público, tal es el caso del siempre polémico George Orwell -quien es además, el más popular de este género- con su conocida obra 1984, seguido por Aldous Huxley con Un Mundo Feliz y Ayn Rand y su conocida obra La rebelión de Atlas.

Un martillo sirve para construir una casa y para romper el cráneo de alguien sin motivo alguno…

En este sentido, tenemos que las distopias de Orwell y Huxley parecen enfrentarse de manera directa (recordemos que la distopia se refiere a una utopía -algo que debería ser perfecto- en un sentido moralmente quebrado), así que, haciendo un pequeño ejercicio de síntesis, bien vale la pena enfrentar dichas ideas y argumentos para decidir, de una vez por todas, cual de estas dos ficciones se acerca más al mundo moderno.

Sin embargo, a pesar de sus notorios contrastes, resulta que tanto Orwell como Huxley comparten cuando menos una cuestión fundamental respecto de los argumentos que vierten en cada libro: El Actor Principal.

Y es que, en ambas historias, podríamos decir que “el malo” es el Sistema, una entelequia intangible e impersonal que -citando a Galileo Galileo- “sin embargo, se mueve-. Es decir, tanto Orwell como Huxley desarrollan a un ente superior que será quien se encargue de mover los hilos detrás de bambalinas para efectos de obstaculizar el acceso de nuestros protagonistas a sus respectivos objetivos. En este sentido, no cambia el actor (una fuerza bastante superior, incluso centralizada y autónoma), sino su enfoque respecto de algunos tópicos fundamentales, que quedan tal y como se puede observar en la tabla a continuación:

Orwell vs. Huxley, ¿cuál te suena más cercano a la realidad?

Siempre resulta interesante entender la forma en que cada enfoque opera y la premisa principal que lo sustenta. Pues, aunque hacia el término del siglo XX muchos afirmaban que la realidad más cercana y preocupante era la de Orwell en 1984 (ambos libros fueron publicados durante la primera mitad del Siglo XX); al día de hoy, con el avance aparentemente indetenible de las redes sociales y la fuerza infinita del internet, no suena descabellado inclinar la balanza hacia la reivindicación de Aldous Huxley (más vale tarde que nunca, como dice el refrán).

Y es que, la internet es una maravilla, de verdad que lo es. Pero recordemos que, sobre las herramientas, lo mismo sirve un martillo para construir una casa que para romperle el cráneo a una persona inocente y sin motivo.

La clave está en cómo las utilizamos. Pero, para que esto resulte certero, tenemos que estar en una posición de (auto)control. Algo que, al día de hoy, sin lugar a dudas se antoja complicado; al menos para la mayoría de los jóvenes/millenials y generaciones anteriores.

Continuará…

A lo largo del presente artículo te he expuesto la forma en que internet nos ha vuelto más y más inútiles de forma preocupantemente progresiva, pero esto no se queda así. Por que en una entrada posterior te compartiré la razón de ser y los intereses que operan para que así sea, tanto como algunas propuestas que podrían interesarte para efecto de que comiences a prestar mayor atención, así como que puedas recuperar aquellas habilidades que la internet ha ido erosionando de poco en poco (la consciencia es el primer paso, siempre).

Recuerda que cualquier duda o comentario que tengas acerca de este tema, nos lo puedes dejar en los comentarios.

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CUIDANDO TUS FINANZAS

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2 Replies to “Internet nos hace INÚTILES (1/2)”

  1. Es cierto que la falta de atención en no revisar información antes de tomar decisiones lleva a mucha gente a mal informar e o tener prejuicios erróneos, cre que es muy importante no volvernos inútiles en el manejo de cualquier información y siempre saber usar ese conocimiento para nuestro vecino y protección, me agrado tu artículo y sigue adelante, te estaré leyendo y siguiendo

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